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El Pontífice reflexionó sobre la cultura, rememorando la presentación del ballet "Francesco" antes de que comience la ronda de preguntas y respuestas. Sostuvo que existe una cultura ilustrada, “hoy por ejemplo en una parte del ballet, se tocó música de una cultura ilustrada y bueno, pero hay otra cultura que tiene el mismo valor, que es la cultura de los pueblos originarios, de las diversas etnias, una cultura que me atrevería a llamarla – en el buen sentido de la palabra – la cultura popular”.
Hizo especial énfasis en la importancia de trabajar por la cultura “en el propio sentido de la palabra, no solo haber estudiado, de presenciar un concierto, leer un buen libro. Hablaban del tejido del ñadutí y eso es cultura nativa, por poner un ejemplo”.
Omitiendo la última consulta, mencionó que quedaban cosas que quería decir antes de marcharse. “Como hay políticos presentes, está el Presidente de la República, le digo fraternalmente: Alguien me dijo fulano de tal está secuestrado por el ejército, haga algo. Yo no digo si es verdad o no, si es justo, no es justo, pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado era apartar a la gente, o con el exilio, o prisión en el caso de los campos de exterminio, nazis o estalinistas”, expuso referente a Edelio Morínigo de quien le hablaron justo cuando ingresaba al León Coundou, pero aparentemente entendió que era el propio ejército paraguayo el que lo había secuestrado y no el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
“Para que haya una verdadera cultura en el pueblo, de una política común: rápidos juicios claros, juicios nítidos y no sirve otro tipo de estratagema, una justicia clara eso nos va ayudar a todos”, agregó.
“Me lo dijeron cuando entraba. Después esta otra cosa que con honestidad quiero decir un método que no da libertad a las personas para sumir responsablemente su tarea de construcción de la sociedad, y es el chantaje y eso es siempre corrupción (…) La corrupción es la polilla, es la gangrena del pueblo”, enfatizó.
Finalmente reiteró su alegría por “ver la cantidad y variedad de asociaciones comprometidas por un Paraguay más próspero, pero si no dialogan no sirve para nada. Si chantajean no sirve para nada. No le tengan miedo al conflicto, háblenlo, busquen el camino, amen a su patria, a sus conciudadanos y por sobretodo, amen a sus pobres. Serán ejemplo en el mundo de que otro modelo productivo es posible”.
“Y pido a la virgen de Caacupé, nuestra madre, que los cuiden y protejan. Que Dios los bendiga y recen por mí”, finalizó.
Las personas acogieron con gran júbilo las reflexiones del Pontífice, a quien agradecieron con un mar de aplausos, coreando su nombre y agradeciendo infinitamente por su visita y amor a nuestro país.