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Eladio Loizaga, ministro de Relaciones Exteriores, se refirió a la publicación sobre el avance de los planes nucleares en Formosa.
Recientemente, el ministro de Planificación de Argentina, Julio de Vido, reveló la intención de instalar la planta procesadora de uranio Dioxitek en la provincia vecina con Paraguay.
El canciller reconoció que ninguna autoridad argentina le ha informado sobre estos pasos previstos que se enmarcarían en el proyecto de instalar una central nuclear.
Adelantó que se elevará un pedido de informe a través de los canales diplomáticos.
“Nuestra embajada recibió instrucciones de pedir informes al Gobierno argentino y verificar la veracidad de esta información”, manifestó.
Garantizó que informará a la ciudadanía sobre la respuesta que se pueda tener de sus pares del vecino país.
“Vamos a hacer conocer la respuesta que tengamos rápidamente”, refirió, en contacto con la 780 AM.
El encargado de negocios de Argentina en Paraguay, Luis Niscóvolos, aseguró que la mudanza de la empresa Dioxitek ya estaba programada desde hace años.
Se trata de una firma dedicada a la producción de dióxido de uranio, actualmente instalada en la provincia de Córdoba.
Fue creada para asegurar la provisión de la materia prima a ser utilizada en la fabricación de los elementos combustibles para las centrales nucleares de Embalse y Atucha I.
Sobre el momento en que se producirá la mudanza de la planta procesadora de uranio a Formosa, se menciona que se concretaría en unos seis meses.
El anuncio de la instalación de Dioxitek en la zona cercana a Paraguay despertó nuevamente una alerta, debido a que ya se había mencionado con anterioridad sobre el proyecto de levantar una central nuclear en el mismo sitio.
Los planes de instalar reactor Carem en Formosa datan de hace al menos al menos cinco años.
En diciembre de 2009, el ministro argentino Julio de Vido informó que la intención era producir entre 100 y 150 megavatios de electricidad.
Los planes en la Argentina generan preocupación debido a la cercanía con la línea limítrofe y el peligro de que algún eventual accidente impacte hacia el territorio paraguayo.
A esto se suma la poca o casi nula información que las autoridades paraguayas reciben de sus pares en el vecino país.