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De acuerdo a un informe de la UNESCO, en los últimos diez años unos 700 periodistas han sido asesinados en el ejercicio de su labor. La mayoría de los casos fueron crímenes deliberados y como consecuencia de las denuncias de criminalidad y corrupción. El 90% de los casos no son investigados, bien por falta de recursos, bien por falta de voluntad política, señala el organismo internacional.
En Paraguay, un total de 17 periodistas han sido asesinados desde la caída de la dictadura stronista, en 1989. Un solo caso, el del radialista Salvador Medina –asesinado en 2001- cuenta con un condenado como autor material del crimen, si bien nunca se dio con quienes ordenaron su muerte. En todos los demás casos, la impunidad se convirtió en el denominador común.
Solo en 2014, tres periodistas fueron asesinados en nuestro país. El primero fue Fausto Gabriel Alcaraz, conocido por sus denuncias contra el narcotráfico y abatido a tiros por desconocidos en Pedro Juan Caballero el 16 de mayo. Poco después de un mes, el 19 de junio, Edgar Fernández Fleitas, un periodista radial que denunciaba los hechos de corrupción del Poder Judicial en la zona de Concepción a través de su programa “Ciudad de la Furia” en la radio Belén Comunicaciones, fue encontrado muerto en su casa con seis disparos en la cabeza y el cuello.
El último fue Pablo Medina, corresponsal de ABC Color en Curuguaty, asesinado el pasado 16 de octubre mientras regresaba de una cobertura periodística a manos de una gavilla liderada por el prófugo intendente de Ypejhú, Vilmar “Neneco” Acosta Marques, a quien nuestro compañero había vinculado en varias oportunidades con el narcotráfico y crímenes violentos ocurridos en la zona de la frontera con el Brasil.
Medina viajaba acompañado de la joven Antonia Almada, que también fue asesinada por los sicarios que dieron muerto al comunicador.
La celebración de este día surge a raíz de una resolución adoptada el año pasado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que otorgó a la UNESCO la supervisión de su aplicación.
“Hago un llamamiento a todos los gobiernos para que emprendan una investigación rápida y exhaustiva cada vez que un periodista sea asesinado. Y a todos los asociados, para que fortalezcan la cooperación encaminada a mejorar la seguridad de los periodistas”, manifestó la directora general de la Unesco, Irina Bokova.
La directiva del órgano consultor de la ONU indicó que la libertad de expresión es un derecho humano básico, esencial para el estado de derecho y para un buen gobierno. Subrayó que el clima de impunidad permite que los ataques a periodistas sigan sin restricciones, lleva a la autocensura y priva a la ciudadanía de información trascendental.
Bokova señaló que la fecha es elegida por el asesinato de los periodistas Ghislaine Dupont y Claude Verlon en 2013 en el país de Mali (Noroeste de África).
“No se puede permitir la impunidad. El 2 de noviembre debemos unirnos para que todos los periodistas puedan hacer su trabajo en condiciones de seguridad”, expresa finalmente la titular de la Unesco.