Un bonsái Tajy para el Papa

Entre la lista de objetos que se preparan para ser ofrecidos como obsequios al Papa Francisco durante su visita a Paraguay, se destaca un ejemplar de bonsái de tajy, uno de los árboles más representativos del país. Su creador nos habla de la experiencia.

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En su breve paso por el Memorial del Ycuá Bolaños, la Coordinadora de Víctimas del fatídico incendio del 2004 informó que entregarán al Sumo Pontífice, un bonsái de Tajy o lapacho, como símbolo de vida y fe.

La técnica del bonsái es conocida desde hace 2000 años en China, tradición que fue llevada al Japón y perfeccionada su técnica hasta convertirse en su forma actual, que fue popularizada en todo el mundo.

El ejemplar de tajy miniatura que será obsequiado al Papa fue hecho por Víctor Suárez, quien hace casi dos décadas se dedica a la creación de bonsáis de las más variadas especies y ha participado de competencias internacionales.

Según explicó a ABC Color, el bonsái que será llevado al Vaticano es un lapacho rosado que tiene entre nueve y diez años de desarrolloy tendría que empezar a florecer en uno o dos años más, dependiendo de su adaptación al clima europeo.

Contó que la coordinadora de Víctimas del Ycuá Bolaños llegó hasta él por intermedio de una amiga que también se dedica a la creación de bonsáis. “Es un honor formar parte de esto, sobre todo porque yo trabajo hace 18 años con los bonsáis”, expresó Víctor, quien cuenta con un nutrido jardín donde exhibe orgulloso sus pequeñas creaciones.

Un bonsái no es un árbol atrofiado como la mayoría piensa, el ejemplar escogido mantiene todas las características de un árbol normal, la técnica se centra en la formación de la planta para que se adapte y crezca dentro de un contenedor reducido. Incluso son capaces de florecer y dar frutos.

El hecho de que escogieran un bonsái de tajy como obsequio, no solo es un honor para él, sino también para todos aquellos que se dedican a la milenaria técnica en nuestro país, pues es complicado y costoso conseguir las herramientas.

“Yo creo que así como los japoneses se identifican con el árbol cerezo, el paraguayo se identifica al lapacho”, expuso.

Dijo además que al tratarse de un arte es difícil ponerle precio a algo que ha estado desarrollándose por años, bajo los cuidados de su creador, por lo que ponerle precio a uno depende mucho del que lo hace y del que lo quiere comprar.

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