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Eran alrededor de las 22:50 cuando dos jóvenes menonitas regresaban a su casa, propiedad del ciudadano mexicano David Friessen, en la colonia Río Verde, departamento de San Pedro. El mayor de los adolescentes, de 17 años, iba al mando de una camioneta y el menor -de 14- había bajado del vehículo para abrir el portón.
En ese momento se percataron de la presencia de al menos dos desconocidos que se movían en medio de la oscuridad solo con linternas en mano. Asustados, ambos muchachos comenzaron a correr, ante lo cual los hombres, que portaban armas de grueso calibre, abrieron fuego contra ellos. Uno de ellos, el mayor, recibió dos impactos de bala en una de las piernas.
“Vi que venían dos luces desde la zona del depósito, entonces decidí salir de ahí”, contó el mayor de los hermanos en conversación con radio ABC Cardinal. Mientras los desconocidos disparaban, los jóvenes huyeron y en ese momento llegó un vecino de ambos, que los alzó a su vehículo y los ayudó a huir, informó el corresponsal de ABC Color Omar Acosta.
“Cuando nos subimos al auto, ahí dispararon otra vez”, agregó. El joven relató que ninguno de los desconocidos les dijo palabra alguna y que directamente abrieron fuego contra ellos. Como no había luz, no supo precisar si eran hombres o mujeres quienes esperaban en la oscuridad. “Estaba todo callado y nosotros corrimos nomás de ahí”, afirmó a la 730 AM.
“Yo estaba para abrir y, al ver que venían dos linternas, decidí correr hacia la calle. Ahí ya no sé más qué pasó o dónde quedaron. Ellos corrieron detrás de nosotros y nos disparaban. Los que nos ayudaron a huir estaban queriendo ir hasta su casa también”, indicó. Finalizó diciendo que estima que, si no hubiera sido por la presencia de sus amigos, probablemente los malvivientes habrían perpetrado aquello para lo que habían llegado hasta allí.
La hipótesis que manejan investigadores y autoridades es que se podría haber tratado de un nuevo intento de secuestro en la zona norte del país. La casa de los jóvenes queda a escasos 5 kilómetros del domicilio de Franz Wiebe, adolescente secuestrado por el grupo criminal EPP en julio del año pasado.
La Colonia Río Verde es una de las más asediadas por el grupo criminal EPP en tiempos recientes. Tras el plagio del humilde joven menonita, catalogado por el EPP como “oligarca” y por quien exigen el pago de US$ 700.000 para su rescate, la familia del secuestrado está sumida en la impotencia, totalmente desorientada, pues asegura que apenas cuenta con unos G. 5 millones de ahorro, producto de la venta de leche, por lo que no tienen ninguna posibilidad de obtener el monto requerido por los criminales.
Los padres del menor de edad, en medio de la desesperación, claman por la libertad del hijo y la población de la colonia trata de ofrecer sostén moral a la familia en este difícil momento. Los colonos admiten que están desorientados y sin poder de reacción ante la presencia de los criminales.
Los menonitas, debido al temor y la inseguridad reinante ante la falta de respuestas de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), se ven obligados a reducir los horarios de trabajo. “No sabemos qué hacer ni a quién pedir ayuda, estamos en época de cosecha de maíz y solo luego de amanecer bien salimos de nuestras casas y antes de que sea tarde ya debemos regresar. Muy poco ya trabajamos”, dijo hace tiempo un menonita a ABC, que por temor pidió anonimato.
Ante la consulta de abandonar la zona, los colonos coincidieron en que es complicada tal posibilidad, debido a que cuentan con millonarias deudas que honrar con diferentes instituciones crediticias. “No es fácil, tenemos que trabajar para cubrir deudas, los plazos vencen, todos hacemos préstamos para producir y de la cosecha debemos pagar eso, por eso estamos preocupados y pedimos seguridad”, dijo el entrevistado.
La colonia menonita es el pulmón de la economía del distrito de Santa Rosa del Aguaray. Varios pobladores de la zona trabajan con los menonitas como peones y con la reducción de las actividades cesó la mano de obra, se siente la baja de circulante, por lo que se evidencian el golpe y la repercusión económica y social en la zona.
En julio pasado, el intendente de Santa Rosa del Aguaray, Esteban González, había denunciado que la zona de la colonia Río Verde cuenta con control casi nulo de las fuerzas de seguridad.
En noviembre pasado, la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) levantó el campamento que tenía en la zona de la colonia. La decisión habría sido tomada después que los menonitas se negaran a duplicar de G. 500.000 a G. 1.000.000 mensuales el “cupo” de víveres a los efectivos de la fuerza operativa.
De acuerdo con un informe del Congreso, la FTC en estos años recibió más de US$ 70 millones para desplegar operaciones en el Norte.
Los menonitas que pidieron no ser identificados “para no tener problemas” coincidieron en que optaron por no duplicar el cupo de víveres por dos motivos: “Por un lado ayudamos a mucha gente y ya no aguantamos más tantos gastos, y por otro lado hay mucho control y a veces algunos tratan mal a nuestro personal, y es difícil trabajar bien así. Entonces nos quedamos mejor así, aunque también hay mucho miedo del EPP”.