“Están afectados nueve departamentos, de 17, y unas 300.000 personas”, dijo a Efe Cynthia Brizuela, consultora de educación de la Unicef, que está encargada del tema en esa organización internacional.
La Secretaría de Emergencia Nacional de Paraguay (SEN) estimó el número de evacuados en 203.155 personas el pasado 19 de junio, pero desde entonces nuevas precipitaciones han provocado la salida de sus casas de otra ola de damnificados, según Unicef.
Brizuela aseveró que se trata de la peor inundación de la historia de Asunción, la ciudad más afectada. “Es peor que la de 1983 por el hacinamiento”, explicó.
La subida del río Paraguay ha expulsado de sus casas principalmente a familias pobres instaladas en sus márgenes, en barrios bajos conocidos como los bañados.
En 1983 vivían allí unas 3.000 familias, mientras que hoy en día son entre 15.000 y 16.000, explicó Brizuela.
Al mismo tiempo, se redujo el espacio disponible en la ciudad donde se pueden instalar campamentos para alojarlos.
Los aproximadamente 75.000 desplazados en Asunción se encuentran en los terrenos de dos cuarteles, con familiares, o repartidos en 91 nuevos asentamientos que ellos mismos han construido con lonas, chapas y maderas en calles y plazas.
Según la Unicef, un niño falleció recientemente cruzando una avenida donde está uno de los campamentos improvisados, mientras que otros dos menores indígenas murieron electrocutados, todos en Asunción.
Un equipo de Naciones Unidas realiza actualmente una evaluación de la situación en el país para elaborar un plan de respuesta común de todas las agencias de la organización, explicó Brizuela, quien dijo que solicitarán recursos de un fondo destinado a emergencias a nivel mundial.
La asesora dijo que el plan estará listo el próximo lunes o martes.
Por su lado, el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, aseveró hoy que su Gobierno garantizará que no le falte “ningún recurso” a la SEN para ayudar a los damnificados.
“El Gobierno va a hacer todo lo que puede y hasta lo que no puede por estar al lado de la gente. Nosotros jamás vamos a estar contentos o satisfechos en el momento en el que estamos viviendo”, dijo el mandatario en una rueda de prensa a su regreso a Asunción tras un viaje a Japón.