Su palabra, lo único valioso, pero qué p... se va a acordar

Según el senador Dionisio Amarilla (PLRA), lo único valioso que tiene es su palabra. El problema es que, también según él mismo, no se acuerda de lo que dice. Ni siquiera de lo que dijo apenas unas catorce horas antes. Escúchelo usted mismo:

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En la mitología griega, Dionisio, hijo de Zeus y Sémele, era un dios del Olimpo. Más precisamente el dios del teatro (y también del vino y la agricultura). A miles de kilómetros y años de distancia, en la fauna autóctona local se desenvuelve otro ejemplar de Dionisio (46), hijo de otro Dionisio más y Mirian Simeona, mucho más terrenal y profano. Y con cierto discurso esquizofrénico.

Así un día, el Dionisio paraguayo, en la oficina de una productora de TV, mientras un periodista de ABC Color (Juan Carlos Lezcano) lo graba subrepticiamente en una reunión en la que se pretende "desinflar" una serie de publicaciones sobre un negociado de G. 140 mil millones, dice encarnando a un hombre humilde y probo: "lo único valioso que tengo es el valor de mi palabra". Y al día siguiente, cuando el mismo periodista lo entrevista al aire exclama, desbocado y en el papel de un amnésico: "Qué puta me voy a acordar de lo que dije" (unas catorce horas antes).

Y al tercer día, o sea hoy, se refiere a sí mismo como una persona inútil o simple, que es ese el significado de pelele, la palabra que eligió para definirse: "Yo soy un pelele".

¿Cuál de sus frases elegimos creer? Al parecer, la segunda, esa de que "qué p..." se va a acordar. Porque cuando dice que lo más valioso que tiene es su palabra, se olvida de mencionar, por ejemplo, los más de G. 3 mil millones que cobró a lo largo de su carrera como funcionario público, las propiedades que tiene por más de  G. 7 mil millones y los vehículos que compró por más de G. 1.100 millones

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