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Gervasio Ortiz, representante de la Liga Nacional de Carperos, y perteneciente a una de las 70 familias que se resisten a abandonar el Parque Ñacunday -del Grupo Favero- reclamó al gobierno que cumpla su palabra otorgando al menos diez hectáreas a los que son trasladados. Actualmente unas 497 familias ya están en la colonia Santa Lucía, departamento de Alto Paraná, con una hectárea de terreno para cada una.
Ortiz aseguró que las familias que permanecen en el parque pasan penurias teniendo en cuenta que no tienen qué comer, además de que la Policía Nacional crea zozobra y disturbios. “No somos grupos rebeldes porque no queremos trasladarnos, sino que reivindicamos lo que pensamos está bien para nosotros. Es triste este momento”, puntualizó en conversación con radio Cardinal. Denunció además que los militares encargados de trasladarlos a Santa Lucía, incluso arrasaron con las “Escuela Carpa” por lo que los niños ya no asisten a clase desde hace un tiempo.
Negó categóricamente que el senador Sixto Pereira o Victoriano López presionen a estas personas para que permanezcan en el lugar. “Nadie nos está presionando para que nos quedemos, es por decisión propia 'del pueblo' que optamos por no salir”, argumentó.
Por su parte, Juan Noguera, presidente de la comisión Santa Lucía de Ñacunday, se ratificó que tanto el legislador como López -este último se encuentra preso- “están metidos hasta el cuello” manipulando al grupo de familias para que no vayan al lugar asignado por el Estado.
“El gobierno está cumpliendo lo que prometió, por eso disentimos con los que quedaron en Ñacunday. Las personas están muy contentas con los beneficios”, comentó en diálogo con la misma emisora. Dijo que las 497 familias asentadas en este momento en el centro urbano de Santa Lucía, también de Alto Paraná, cuentan con energía eléctrica, agua corriente y viviendas provisorias construidas, por lo que aseguró que el gobierno cumple con lo prometido.
Opinó que si estas personas realmente están pasando hambre en el lugar deben aceptar lo que el gobierno está ofreciendo, una vez que llegan al lugar: “Quiero que ellos vengan y vean cómo se vive acá; en Ñacunday es que se sufre, porque cada uno tiene que cuidar de sí mismo”.