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El grupo criminal EPP asestó un nuevo golpe. La banda secuestró a Rober y Érika Natto, una pareja de ciudadanos alemanes a los que interceptaron mientras se dirigían a uno de los retiros de su propiedad para realizar una jornada de vacunación.
Luego de haber retenido a la comitiva, los criminales decidieron liberar a cuatro personas que acompañaban a la pareja de alemanes. Luego de una reunión con los liberados, las autoridades confirmaron que se encontraban ante un nuevo caso de secuestro.
Aún así, el ministro del Interior, Francisco de Vargas, decidió permanecer en silencio. Ya después de las 22:30, desde la cartera de estado anunciaron que el secretario estatal hablaría recién a las 07:00 del jueves.
Esta clase de posturas es habitual en De Vargas. Desde que asumió el puesto, en agosto de 2013, optó por mantener el silencio ante cada situación de emergencia, para dar la cara recién horas después, ya cuando el ambiente había amainado.
En abril del año pasado, cuando el mismo grupo criminal secuestró al joven Arlan Fick Bremm, el ministro actuó de la misma manera. Horas después de que la banda perpetrara el golpe, De Vargas dio una conferencia de prensa en la que aseguró que lo que había ocurrido fue un ataque frustrado por miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
Las autoridades reiteraron en varias oportunidades que los miembros del EPP incursionaron en la propiedad de los Fick Bremm como una medida desesperada ante la falta de alimentos y que su intención no era más que un simple robo de víveres. Durante varios días sostuvieron que Arlan había sido llevado a fin de ser utilizado como un escudo humano.
La versión oficial terminó siendo desenmascarada días después, cuando la familia Fick Bremm repartió víveres a comunidades carenciadas como cumplimiento de lo exigido por el grupo criminal. Tiempo después, se sabría que desde un principio la intención del EPP había sido el secuestro, un golpe planeado con varios meses de antelación.
Ahora, la historia parece repetirse pues pese a la confirmación del nuevo plagio, De Vargas vuelve a optar por el silencio.