Sigue la dolorosa espera

Dos familias de la zona norte del país siguen en la angustiosa espera de ver volver a sus hijos: el suboficial Edelio Morínigo y el colono menonita Abrahán Fehr. El primero está cerca de cumplir 600 días secuestrado; y el segundo, se acerca a los 200.

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La idea era pasar algunas horas en el monte y cazar uno que otro animal que pudiera servir para el almuerzo del domingo. Al menos esa era la intención con la que el suboficial Edelio Morínigo y un grupo de amigos decidieron ir de cacería el sábado 5 de julio de 2014.

El agente policial nunca se imaginaría que pasaría mucho tiempo -demasiado- sin poder volver a casa.

Mientras se encontraban en las espesuras de un monte de la estancia Macchi Cue de la localidad de Arroyo de Oro, distrito de Horqueta, Edelio y sus amigos se toparon con unos desconocidos fuertemente armados: eran los miembros del primer anillo del grupo criminal EPP, la banda que por aquel entonces mantenía en vilo a todo el país con el secuestro del adolescente Arlan Fick Bremm, el primero que perpetraban en cinco años.

Edelio y sus amigos fueron llevados a uno de los campamentos del grupo y, tras unas horas, decidieron liberar a todos, salvo al joven suboficial de Policía. Cuando dejaron ir a quienes acompañaban al efectivo policial, les dijeron que no debían contar nada y que él les alcanzaría en algunas horas más. Como pasó todo un día sin que volviera, decidieron dar aviso a las autoridades, que volvieron a esperar otro día antes de iniciar las incursiones.

Han pasado ya 597 días desde aquel sábado.

Uno tras otro pasaron días festivos, navidad, año nuevo, cumpleaños, días del padre y de la madre. Arlan Fick fue liberado, el grupo criminal siguió perpetrando atentados y ahora volvió a secuestrar a otra persona, un colono menonita de nombre Abrahán Fehr Banman. Además de ser el secuestro más largo en la historia de Pararaguay, el de Edelio es el primer rapto de un efectivo de la Policía.

Con el doloroso paso de los días, la esperanza va disminuyendo para don Apolonio Morínigo y doña Obdulia Florenciano, los padres del suboficial secuestrado, que siguen esperando el regreso de su hijo confiados más que nada en las versiones que les entregan las autoridades y en las que aseguran que existe información de inteligencia en la que se confirma que Edelio continúa con vida.

Pero en esta espera, la fe es una cuestión que se agota de a poco.

No muy lejos, en el distrito de Tacuatí, departamento de San Pedro, otra familia aguanta acongojada el paso de los días. Se trata de la familia del colono menonita Abrahán Fehr.

La jornada del sábado 8 de agosto había sido normal hasta ese momento para el grupo compuesto por Abrahán Fehr Banman, sus dos pequeños hijos, Silvano Pérez Martínez y otro peón paraguayo. Habían estado realizando trabajos a bordo de un tractor dentro del predio de la familia Soljancic a lo largo del día y como ya se acercaba el atardecer, se predisponían a regresar a casa.

Sin embargo, en ese momento fueron interceptados por miembros del grupo criminal EPP, la banda que desde hace varios años aterroriza la zona norte del país y que en el último mes había fortificado su presencia en la zona del distrito de Tacuatí, luego de cierto tiempo de relativa calma.

Los cinco fueron capturados por el grupo criminal, que los obligó a abandonar las maquinarias y a caminar rumbo a una zona boscosa. Luego de un par de horas, decidieron liberar a los dos pequeños y a uno de los peones. Abrahán y Silvano quedaron con los criminales.

Casi 24 horas después, Silvano fue liberado, llevando con él una nota para la familia de Abrahán: debían entregar la suma de US$ 20.000 para que lo liberen. Uno de los hermanos del peón relataría luego que si bien no fue maltratado, lo obligaron a caminar mucho y durante todo el tiempo que estuvo en cautiverio permaneció esposado y con los ojos vendados.

En realidad, el grupo criminal ni siquiera tenía pensado secuestrar a Abrahán. Su objetivo era otro colono menonita, al que ya habían estado siguiendo y del que sabían que contaba con un caudal económico mayor. Sin embargo, cuando intentaron dar con su víctima, llegaron tarde y de regreso se toparon con Fehr Banman.

La familia Fehr Banman consiguió juntar, con muchas dificultades, la suma exigida por los captores de Abrahán y se dirigieron a la zona pactada para la entrega del dinero. Para su mala suerte, llegaron diez minutos tarde y el bolso con el dinero no fue retirado.

El grupo criminal volvería a ponerse en contacto con ellos, solo que para exigir una suma mucho mayor: US$ 500.000, en un plazo en el que a la familia se le hacía casi imposible conseguir todo el dinero. La Fiscalía esperó varios días para solicitar el bloqueo de las cuentas de la familia Fehr Banman, a pesar de que hay una ley que establece que el procedimiento se debe realizar de inmediato.

Desde el plagio, materializado el 8 de agosto pasado en Tacuatí, San Pedro, a exactamente 318 kilómetros del centro de Asunción, los criminales se comunicaron con la familia supuestamente solo un par de veces.

Como si el dolor de tener a un miembro de la familia bajo el poder de criminales no fuera suficiente, los Fehr tuvieron que aguantar hasta que avivados se hicieran pasar por miembros del grupo criminal EPP y les sacaran dinero, supuestamente en concepto de pago del rescate de Abrahán.

Han pasado 198 días desde la última vez que lo vieron.

Así, en el norte del país, dos familias que viven a algunos kilómetros la una de la otra y que nunca antes habían tenido relación alguna, viven unidas en la desesperante espera de ver regresar a sus hijos.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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