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El papa Francisco llegó a Caacupé cerca de las 10:10 y fue recibido primeramente por los fieles que lo aguardaron en Kurusu Peregrino. Desde allí se trasladó en papamóvil hasta el santuario, saludando desde el vehículo a los fieles por el camino. En la explanada, fue recibido con gritos y aplausos, y con lágrimas de quienes pudieron verlo más de cerca. El papa Francisco, ya visiblemente más descansado, dio una homilía un tanto más extensa en comparación con sus anteriores alocuciones. Valoró el hecho de celebrar una misa en el santuario dedicado a la Virgen María, a quien puso de ejemplo a lo largo de su discurso.
Inclusive recordó la famosa canción dedicada a la Virgen de Caacupé, que expresa: “En tu Edén de Caacupé, es tu pueblo, Virgen pura, que te da su amor y fe”, mencionó. “Cómo no reconocer que este santuario es parte vital del pueblo paraguayo, de ustedes. Así lo sienten, así lo rezan, así lo cantan”, manifestó. “Vemos su vida y nos sentimos comprendidos, entendidos. Podemos sentarnos a rezar y usar un lenguaje común frente a un sinfín de situaciones que vivimos a diario. Nos podemos identificar en muchas situaciones de su vida, contarle de nuestras realidades, porque ella las comprende”, continuó el Papa.
Recordó que María “creyó” y eso es un testimonio de que Dios “no defrauda, no abandona a su pueblo” a pesar de que se presenten situaciones “en las que nos parezca que Él no está”. Hizo alusión al pasaje de la Biblia en la que el ángel Gabriel se presenta a María y le anuncia su embarazo. “Ella fue la primera discípula que acompañó a su Hijo y sostuvo la esperanza de los apóstoles en los momentos difíciles”, dijo Jorge Bergoglio. En esa ocasión, como en varios otros momentos, el papa Francisco demostró que conoce la historia del Paraguay. “Este santuario guarda, atesora, la memoria de un pueblo que sabe que María es madre y ha estado y está al lado de sus hijos”, dijo.
El papa Francisco homenajeó una vez más a la mujer paraguaya, comparándola con María, por el coraje y la valentía de ambos personajes. “Y quisiera referirme de modo especial a ustedes, mujeres y madres paraguayas, que con gran valor y abnegación han sabido levantar un país derrotado, hundido, sumergido por la guerra inicua. Ustedes tienen la memoria, ustedes tienen la genética de aquellas que reconstruyeron la vida, la fe, la dignidad de su pueblo, junto a María”, indicó, interrumpido por momentos por los aplausos.
Al igual que María, las mujeres paraguayas “siguieron creyentes” e inclusive esperando “contra toda esperanza”. “Dios bendiga ese tesón, Dios bendiga y aliente su fe, Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”, dijo, y desató aplausos de los feligreses. El mensaje final del papa Francisco fue dirigido a todos los paraguayos: “Sean ustedes los portadores de esta fe, de esta vida, de esta esperanza. Sean ustedes los forjadores de este hoy y mañana paraguayo”.
La misa se desarrolló en castellano y en guaraní. Algunas lecturas, cantos y oraciones se hicieron enteramente en la segunda lengua oficial del país. El coro, de cientos de voces de cordilleranos de entre 15 y 50 años, participó en varios momentos de la celebración religiosa. El papa Francisco tendrá otra actividad grande esta tarde, en el polideportivo del León Condou, en Asunción, con los representantes de la sociedad civil.