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El adolescente está procesado por coacción, coacción grave y privación ilegítima de libertad y esta mañana tiene una audiencia. “Se me acusa de algo sin solidez”, afirmó en contacto con ABC Cardinal.
Según dijo, aquella noche de la toma le avisaron al cuidador -que vive allí desde hace diez años- que la mitad del colegio iba a ser cerrado por los estudiantes, pero que el sector de su casa no se vería afectado.
“Ellos individualizaron gente y se agarraron de cualquier cosa para hacer imputaciones”, expuso. Agregó que los estudiantes que participan de las tomas son objeto de hostigamiento y amenazas constantes.
Dijo que todos fueron testigos de que el cuidador podía salir libremente aquella noche de la toma y que incluso una de las puertas de su casa da directo a la calle, por lo que difícilmente pudo estar encerrado dentro de la institución.
A su criterio, se lo imputó para que sus compañeros tengan miedo de futuras acciones de protesta. “Esto ya pasó en 2014 y 2015”, sentenció.