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Durante el incendio de los miles de transformadores almacenados en la subestación de la Administración Nacional de Energía (ANDE), en Laurelty, San Lorenzo, ante la densidad del humo en el lugar “se tuvo la suerte de que el viento no era bajo y pudo llevar la nube hacia arriba”, dijo a ABC Color el comandante Carlos Torres, del cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay.
Una vez sofocada la inmensa llamarada, “en teoría no reviste ninguna afectación en el sentido que es aceite que es refrigerado”. No hay ningún peligro, “a no ser que haya personas que inhalaron directamente el humo”, lo que les puede provocar alguna afección en las vías respiratorias como irritación, pero “no es una cuestión de gravedad”.
Los aceites, como el “askarel” que contenían algunos de los transformadores, una vez que el fuego se haya apagado, ya no se evaporan en el ambiente porque solo reaccionan en el proceso de combustión. Sobre algunas precauciones que se deban tomar, “en este momento creo que no hay ninguna recomendación de atención", indicó.
Así también, Torres manifestó que esta situación no es una por la cual la población se deba alarmar, primeramente porque el agua utilizada quedó contenida en dicho espacio, y en cuanto al humo, este ya se disipó. Ahora, “en el caso de si hubo una perdida, esta va a quedar circunscripta en lo que es el territorio de la ANDE que ellos manejaran”.
Sobre el manejo y las medidas necesarias en el manejo de estos residuos, Torres consideró que el personal interno de la ANDE estaría manejando con la debida atención utilizando guantes y mamelucos para la manipulación de estos elementos. Los mismos estaban resguardados para ser llevados a otro sitio, pero “es una experiencia en la cual se tendría que tener algún tipo de atención en este tipo de hechos”, aseveró.