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La semana pasada, la Quacquarelli Symonds (QS), prestigiosa organización especializada en educación con sede en Londres, publicaba que la Universidad Nacional de Asunción (UNA) ocupa actualmente el puesto número 101 en el ranking de universidades de América Latina. Esto significa que, sólo en dos años, la mayor institución de formación terciaria de nuestro país cayó 23 lugares y se salió del “top 100”.
Esta debacle de 23 puestos coincide causalmente con la asunción como rector de la casa de estudios de Froilán Peralta, un político que ocupó el cargo gracias a los favores y el apoyo político del senador colorado Juan Carlos “Calé” Galaverna. La politización del centro de estudios terciarios no conoció precedentes en la elección realizada el año pasado.
Desde la publicación de la noticia -el pasado miércoles 10 de junio- periodistas de este medio intentaron, sin éxito hasta hoy, establecer comunicación con Peralta para conocer su versión, considerando que se trata de la máxima autoridad de la UNA.
El día jueves, tras insistentes llamadas a su teléfono celular (Personal, terminación 649), se remitieron mensajes de texto sin obtener ningún tipo de respuesta. Nuevamente desde ayer lunes -en vistas a que el viernes fue feriado- esta redacción insistió con las llamadas y mensajes a través de la aplicación WhatsApp, con el mismo resultado (y con el agregado del "doble check azul" que indica que el texto fue leído). En esta ocasión, se logró contactar con la encargada de prensa del Rectorado, Lourdes Fernández, quien aseguró que el rector se encontraba realizando gestiones de índole personal, razón por la cual no podía atender las llamadas.
Ya en horas de la noche del mismo día, tras una gestión que dijo haber hecho en horas de la tarde, Fernández pidió que se vuelva a intentar a las 09:00 de ayer martes, por supuesta indicación del propio Rector. Nuevamente, el contacto no pudo concretarse tras insistentes llamadas, SMS y WhatsApp. Más tarde, la encargada alegó no haber podido hablar con el rector durante todo el día.
Paradójicamente, en octubre del año pasado, cuando se discutía el caso de compra de títulos de Instituto Santa Librada, el rector de la UNA exhortaba a la sociedad a rechazar las “universidades de garaje” ante la mala calidad educativa que ofrecen.
De esta manera, a casi una semana de que estas estadísticas vieron la luz, nadie dio la cara ante la preocupante situación de la educación terciaria de nuestro país -ya bastante deteriorada en diversos aspectos- pese a que se trata nada más y nada menos de la institución más antigua y relevante del país.