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El hombre, quien hoy tiene 26 años de edad, comentó en contacto con radio ABC Cardinal los numerosos acosos de los que era víctima por parte de Francisco Javier Bareiro, ya denunciado junto a Gustavo Ovelar por manosear inclusive a menores de edad.
En su relato, aclaró que en su caso era mayor de edad -tenía 24 años- cuando el párroco inició las presiones para llevarlo a su cama. “Me insistió para dormir en su cama, era insistente; me insistía mucho para acompañarle y una vez que le acompañé para ver qué pretendía, él quería que yo me acerque a él, me insistía para dormir y ahí aprovechar para hacer sus macanadas”, lamentó.
Comentó que al principio todo no pasaba de mensajes de texto vía celular. “Él me decía con mensajes 'te quiero mucho' y cosas así, pero después ya me insistía para que le acompañe a la cama; al principio yo me callaba porque pensé que era yo nomás la víctima, pero después conversé con otros muchachos y ahí aparecieron más víctimas, inclusive menores de edad”, refirió.
El joven, que se desempeñaba como misionero, decidió cortar definitivamente cualquier vínculo con el sacerdote tras aquella visita a su casa en que intentó manosearlo. “En mi caso solo una vez fui a dormir a su casa; entré a su pieza porque me dijo que tenía problemas, pero otra era su intención. Me quedé sorprendido, mal; salí corriendo nomás de su pieza y en ese momento corté totalmente con él la relación de hablar”, refirió.
Cuando la víctima pensó que todo se resolvería con el alejamiento, empezó a recibir amenazas por parte del propio padre Francisco Javier Bareiro. “Dejé de relacionarme con él y me alejé, pero él me amenazaba, me dijo que no dijera nada, que “ko'ápente topa (que termine todo acá)'”, relató.
Las presiones para callar fueron empeorando e inclusive el “superior” de Bareiro, Francisco Carrillo, provincial de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada intervino para tratar de proteger al sacerdote. “Él (Carrillo) nos dijo que nos calláramos o si no iba a ser peor”, detalló.
El joven comentó que al principio guardó silencio hasta que posteriormente se percató de que había varias víctimas del mismo párroco. “Hay un caso de un menor de edad a quien le hizo lo mismo que conmigo e incluso fue peor porque insistía de otras formas para obtener su deseo y su inclinación homosexual; su madre nos habló y ahí empezamos a juntarnos los que sufrimos ese incidente e hicimos la denuncia ante la Fiscalía, pero nunca más hubo investigacciones profundas”, recordó.
La víctima cuestionó al Ministerio Público debido a que no avanzó nada en los casos abiertos. “Me quedé mal y confundido con la propia Iglesia; además de que después de que hicimos la denuncia no hubo un apoyo, nos amenazaban. Los que denunciamos nunca sabemos nada de lo que pasó”, lamentó.