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Los suboficiales Adalberto Candia y Egidio Sánchez, quienes regresaban después de dejar al comisario Juan Cabrera, en la zona de Río Verde, fueron emboscados en por unos ocho miembros del EPP, que los divisaron a la distancia venía en la patrullera.
Los criminales tenían un campamento a unos 100 metros de la ruta y en un punto que usaban de observatorio vieron a un kilómetro aproximadamente venir al móvil policial, se ubicaron y cuando tuvieron a 150 metros al rodado abrieron fuego.
Luego se acercaron a unos 80 metros y finalmente desde unos 50 metros acribillaron a los uniformados que iban en la patrullera. Aunque se presume que estando todavía vivos los sacaron fuera de la cabina y ahí los asesinaron a sangre fría.
Cuando hoy llegaron los expertos en Criminalística encontraron en el lugar la escena macabra de dos cuerpos acribillados, una patrullera con casi 30 impactos de bala y que luego fue quemada. En el lugar encontraron vainillas de armas 9 mm, 5.56 y 7.62 mm. Se dispararon más de 50 proyectiles en el lugar, primero con la intensión de parar la patrullera y luego para acabar con la vida de los policías.
Un grupo de agentes de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) incursionó en el bosque que estaba al costado del camino y no tuvo que ingresar un gran trecho cuando ya encontró un campamento de EPP donde encontraron varias bombas caceras “cazabobos” que los criminales “plantaron” para cubrir su huida.
Encontraron además otras evidencias que fueron levantadas y serán analizadas. A los que ya no encontraron fueron a los asesinos, quienes evidentemente ya abandonaron la zona tras haber matado a los agentes policiales.
Para los investigadores es claro que los miembros del EPP montaron una mortal emboscada a la patrullera en la que iban los policías. Nunca tuvieron la intensión de secuestrar a los uniformados quienes tampoco tuvieron tiempo de reaccionar.