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Gustavo Adolfo Florentín es el oficial de policía acusado de ser el autor del disparo que le costó la vida al joven dirigente liberal Rodrigo Quintana durante el atraco de un pelotón policial en la sede partidaria del PLRA la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril, cuando se produjeron protestas contra la reelección.
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Florentín nunca debió integrar ningún pelotón, ya que contaba desde el 15 de marzo de 2017 con una orden del juez Nelson Romero de guardar reclusión en la Agrupación de Seguridad de la Comandancia de la Policía Nacional por un caso de violencia intrafamiliar.
Lo más grave de todo es que el actual ministro del Interior, Ariel Martínez, entonces viceministro de Seguridad, inventó una versión que a estas alturas se puede calificar únicamente como “fantasiosa”.
Según Martínez, Florentín “escapó” de su lugar de detención, se uniformó y armó aprestándose para el servicio y se “coló” en el pelotón que atracó el PLRA.
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Esa versión no tardó en caer poco después. Las filmaciones de la supuesta “fuga” fueron desmentidas por imágenes de ABC TV que ubicaban a Florentín en un pelotón frente al Congreso momentos antes de que se inicien los incidentes que terminaron con la quema del Congreso. Fue la primera mentira.
Hoy, de vuelta, se documenta que esa tarde no fue la única vez que utilizaron a Florentín durante su arresto. Las imágenes de ABC TV registran cómo ya el 28 de marzo, fecha en que el Senado aprobó en una sesión “mau” la modificación del reglamento interno de la Cámara, paso previo a la aprobación de la enmienda, el policía que debía estar detenido estaba nada más y nada menos que al lado del cuestionado comisario Enrique Isasi, entonces al frente de Apoyo Táctico de la Policía, que fue a “rescatar” de la sala de sesiones al senador Julio César Velázquez.
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Isasi es además sospechoso de haber proveído la munición letal en vez de la que contenía balines de goma; sin embargo, no está incluido en la investigación fiscal y, por el contrario, fue “premiado” al ser reubicado en Alto Paraná.