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“Ganamos una batalla, pero no la guerra”, dijo el doctor Agustín Saldívar, director del Hospital de Trauma, en conferencia de prensa la mañana de este miércoles, al reportar los datos sobre accidentados por pirotecnia, uno de los temas más temidos durante las fiestas de fin de año, por las graves secuelas que dejan en manos y rostros, principalmente de menores.
Entre la Navidad y el Año Nuevo fueron atendidos 14 pacientes por accidentes con petardos, cifra inferior a los 25 casos que había registrado el nosocomio el año anterior.
Aun así, para el doctor Saldívar, aún no se puede cantar victoria, pues el objetivo de los médicos es llegar a cero en cuanto a lesiones por artefactos explosivos.
El 31 de diciembre fue atendido un menor de 11 años, oriundo de Alberdi, quien sufrió lesiones tras estallar un cebollón, lo que derivó en una amputación traumática de dos dedos de la mano izquierda, a más de quemaduras en el rostro.
El siguiente caso atendido en la víspera del Año Nuevo fue el de otro menor de cuatro años de edad, oriundo de Itauguá, quien sufrió una herida cortante en el brazo derecho producida por la explosión de un cohete. La madre de este menor también sufrió heridas, según los registros.
Ya el 1 de enero de 2019, fue atendido Rosalino Bordón, oriundo de Acahay, pues sufrió lesiones a consecuencia de un petardo, cuya procedencia exacta no se pudo precisar. Según el reporte de los médicos, este fue el paciente en condiciones más graves, pues sufrió heridas faciales profundas y su mandíbula tuvo que ser fijada de vuelta y suturada. Además, se le practicó una traqueotomía (cirugía que consiste en realizar una abertura en la tráquea para comunicarla con el exterior) para facilitar su respiración.
El doctor recalcó que la preocupación fundamental siguen siendo los menores de edad y rescató que no se tuvieron casos de balas perdidas registrados, aunque los reportes periodísticos hablan de uno en el este del país.
El médico insistió vehementemente en intensificar la conciencia de los adultos responsables de niños, porque las lesiones generadas en un menor dejan secuelas que afectan el resto de su vida como adulto.
“Un niño que sufre un accidente en la mano va a tener por el resto de su vida que acostumbrarse a perder la funcionalidad de la mano; educar su mano izquierda si era diestro”, dijo el doctor, quien insistió en que un montón de cuestiones que hacen a la calidad de vida del niño se ven afectadas por un momento de inconsciencia.
“Depende de la voluntad de los padres no agarrar un artefacto de pirotecnia; esa es la clave”, dijo el galeno.
Este año fueron atendidos más de 300 pacientes entre el 31 y el 1 de enero, mientras que el año anterior, en el mismo margen de tiempo, 244 pacientes.