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Las informaciones sobre el caso han llegado tanto al Vaticano como al Ministerio Público, de tal manera que cada uno actúe conforme a su funciones, comentó a ABC Color el excatequista Javier Miranda, quien remitió la carta a la Santa Sede.
Miranda contó que hace algunos días, pidió nuevamente intervención del Vaticano en la Diócesis de Ciudad del Este. Además, se solicitó que tanto el titular de la diócesis, Liveres, y el cura argentino Carlos Urrutigoity, sean suspendidos.
El primero, por proteger al religioso, quien arrastra desde hace décadas y por diferentes países, denuncias de abuso sexual y pedofilia.
De hecho, antes de llegar a Paraguay, se salvó de prisión gracias a que la Iglesia Católica indemnizó a una de las supuestas víctimas, con lo que se puso fin a un juicio llevado a cabo en Estados Unidos.
“No sólo Urrutigoity (…), también hay varios sacerdotes con denuncias sobre otros casos”, manifestó Miranda, quien fue expulsado por Livieres de la Parroquia Sagrada Familia, tras denunciar públicamente las irregularidades, según comentó él mismo.
Sin embargo, no quiso entrar en detalles hasta tanto declare ante la Fiscalía de la Niñez y Adolescencia local, que abrió una carpeta fiscal sobre el caso Urrutigoity. Miranda dijo que el lunes le corresponderá hablar ante la fiscala María Graciela Vera Colmán.
La nota al Vaticano, además de solicitar la intervención y pedir la suspensión de los dos sacerdotes, también expone los últimos acontecimientos sobre el caso Urrutigoity, detalló el excatequista.
Adjunta todas las publicaciones sobre los supuestos casos de pedofilia y abuso sexual, supuestamente cometidos por el cura argentino. Especialmente, se destaca la publicación de la investigación de la agencia Global Report, a inicios de este mes.
Miranda tiene la posibilidad de enviar directamente documentos o notas al Vaticano, debido a que sostiene desde hace cinco años un juicio con monseñor Rogelio Livieres, a quien acusó de mal manejo de dinero donado a la Iglesia. Este juicio continúa, de manera paralela, recordó.
Por su parte, la fiscala de la Niñez y Adolescencia de Ciudad del Este, María Graciela Vera Colmán, explicó en contacto con nuestro diario que a partir de la próxima semana prestarán declaración indagatoria sobre el caso.
No obstante, recordó que hasta el momento no existe una denuncia indvidual y formal de abuso sexual o pedofilia contra el religioso. Es decir, la investigación fue abierta por iniciativa de la fiscalía.
Por otro lado, explicó que a pesar de la cantidad de denuncias que viene arrastrando el sacerdote en otros países del mundo, no se puede hacer mucho en territorio paraguayo sin una denuncia en concreto.
“No tenemos competencia en otros países. (El abuso) tuvo que haber ocurrido en territorio paraguayo”, explicó.
El sacerdote argentino fue suspendido en 2002 y enviado a Canadá para que le hicieran exámenes psicológicos en el Instituto Southdown, especializado en tratar a religiosos con problemas mentales.
Tanto la Diócesis de Scranton en Pensilvania, como antiguos profesores del seminario donde estudió, recomendaron al obispo de Ciudad del Este, al Nuncio Apostólico en Paraguay y al Nuncio Apostólico en Estados Unidos que no admitieran al prelado.
La Diócesis de Ciudad del Este aseguró en un último comunicado que “después de nueve años de experiencia personal y ministerial directa de Urrutigoity”, puede “atestiguar sobre su idoneidad y ejemplaridad”, y que por ello no tiene miedo de “dar la bienvenida a cualquier investigación o visita apostólica que se desee”.
El arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, sugirió reabrir una investigación para averiguar si son ciertas las acusaciones contra Urrutigoity, a lo que el obispo de Ciudad del Este, respondió llamándole “homosexual” en actos públicos en la mencionada localidad y ante medios de comunicación.