Luchar contra corrupción y narcotráfico

El papa Francisco instó a la sociedad y al gobierno luchar contra la corrupción, la violencia y el narcotráfico. Resaltó, una vez más, su admiración por la mujer paraguaya, “la más gloriosa de América”.

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En su primer discurso del Sumo Pontífice en nuestro país, el Papa expresó su alegría por estar en territorio paraguayo. “No es difícil sentirse en casa en esta tierra tan acogedora. Paraguay es conocido como el corazón de América, y no sólo por su posición geográfica, sino también por el calor de la hospitalidad y cercanía de sus gentes”, afirmó.

Sin embargo, indicó que se debe ir trabajando por el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad, haciendo énfasis en la necesidad de transparencia, y la lucha tenaz contra la corrupción y el narcotráfico.

“Que no cese el esfuerzo de todos los actores sociales, hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar hacia un futuro incierto; que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico. Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral del ser humano, especialmente el más vulnerable e indefenso”, puntualizó el Sumo Pontífice.

En otro sentido, instó a que se siga trabajando con todas las fuerzas para consolidar las estructuras e instituciones democráticas que den respuesta a las justas aspiraciones de los ciudadanos.

En otro momento, el Santo Padre reiteró su admiración por la sociedad paraguaya, especialmente de la mujer. Añadió que la historia de Paraguay ha conocido el sufrimiento terrible de la guerra, del enfrentamiento fratricida, de la falta de libertad y de la conculcación de los derechos humanos. “¡Cuánto dolor y cuánta muerte!”, subrayó el Papa. Sostuvo que es admirable el tesón y el espíritu de superación del pueblo paraguayo para rehacerse ante tanta adversidad y seguir esforzándose por construir una nación próspera y en paz.

“Quiero reconocer con emoción y admiración el papel desempeñado por la mujer paraguaya en esos momentos dramáticos de la historia. Sobre sus hombros de madres, esposas y viudas, han llevado el peso más grande, han sabido sacar adelante a sus familias y a su país, infundiendo en las nuevas generaciones la esperanza en un mañana mejor”, manifestó el Sumo Pontífice.

finalmente, expresó que con inmensa alegría estar en esta "tierra consagrada a la Virgen de Caacupé", e imploró la bendición del Señor sobre todo el país. “Que Paraguay sea fecundo, como lo indica la flor de la pasiflora en el manto de la Virgen y como esa cinta con los colores paraguayos que tiene la imagen, así se abrace a la Madre de Caacupé. Muchas gracias”, subrayó el Papa, para culminar su mensaje.

Tras este discurso, el Sumo Pontífice partió en el papamóvil rumbo a la Nunciatura, donde pasará la noche.

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