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Ocho columnas de cemento pintadas de color amarillo y un cartel que reza “Peligro: raudal caudaloso. No circular” son las medidas de seguridad implementadas por la comuna asuncena para evitar otros percances luctuosos en la boca de desagüe en Gral. Santos y San Antonio, donde cayó la brasileña Rosangela Schiavo, luego de ser arrastrada por los raudales durante la última jornada lluviosa registrada en la capital.
Tras la muerte de la mujer, las autoridades municipales anunciaban que insistirán en la iniciativa para tapar la boca de desagüe a pesar de que el trámite exigía una autorización de la Junta Municipal y así lo hicieron.
Dijeron además que no se pudo atender antes, por un problema burocrático.
En principio, la Dirección de Obras de la Municipalidad de Asunción, a través de su titular el ingeniero Germán Fleitas, responsabilizaba de la peligrosa abertura a las autoridades de la Comisaría 9na, cuya muralla es la que se ve en la imagen.
Esto además de que, según expresiones del cónsul general adjunto de Brasil en Paraguay, Carlos Alberto Reis, nadie de la Municipalidad se habría comunicado a solidarizarse por la penosa situación con el viudo marido, Antonio Schiavo, quien acompañaba a su mujer en la travesía.
Otra justificación ensayada por las autoridades comunales aseguraba que el problema no fue solucionado por falta de presupuesto además de que “con la naturaleza no se negocia”.