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Según el Diario Época de Corrientes, en el primer operativo, considerado uno de los más importantes de los últimos tiempos, las fuerzas encargadas de la custodia del río en el país vecino decomisaron más de 1.740 kilos de la droga, distribuidos en unos 1.800 paquetes. Además de 3 lanchas con poderosos motores fuera de borda. En el río se dio la persecución, que fue calificada "como cinematográfica", siendo capturados dos ciudadanos de nacionalidad paraguaya.
En tanto, otros dos que lograron alcanzar la costa argentina (uno de ellos nadando), se internaron entre las malezas y no pudieron ser localizados. Los responsables de este operativo explicaron a periodistas de Corrientes que las investigaciones realizadas anticipaban la acción de los traficantes, lo que permitió movilizar a un buen número de efectivos para abortar la acción de los mafiosos.
Una segunda intervención de las fuerzas de control de la Argentina permitió incautar otros 381 kilos de la hierba fraccionados en 622 paquetes depositados en la zona ribereña. La carga fue abandonada por los delincuentes, que al percibir la presencia del personal de la Gendarmería se dieron a la fuga, alcanzando la costa paraguaya.
La droga y las lanchas incautadas quedaron a la custodia de la Prefectura Naval de Itatí. Los detenidos fueron internados en un calabozo en carácter de incomunicados. La ciudad de Itatí se encuentra frente a la localidad paraguaya de Itá Corá, lugar desde el que se presume cruzaron los traficantes, en su frustrado intento de comercializar dos toneladas de marihuana en el territorio argentino.
Desde hace décadas, Ñeembucú se ha convertido en la ruta del narcotráfico y la mafia del crimen organizado opera en todos los puntos fronterizos, fundamentalmente en los pueblos ubicados en la ribera de los ríos Paraguay y Paraná.
El mayor volumen traspone la frontera utilizando la vía fluvial, utilizando deslizadoras con poderosos motores para acelerar el cruce y permitir el escape en caso necesario. El combate a los pesos gordos del narcotráfico del Ñeembucú es una tarea pendiente de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) que hasta el momento se ha limitado a desbaratar las organizaciones del microtráfico que operan en Pilar.