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Apenas comienza a hablar, la voz de doña Gloria se quiebra. Ella y un grupo de familiares de pacientes oncológicos deambulaban por los pasillos del Hospital de Clínicas buscando alguien que los pudiera escuchar.
“Mi pareja tiene cáncer de colon. Ya se le hizo seis sesiones de quimioterapia, le faltan otras seis; pero en el Hospital de Clínicas no hay medicamentos porque el Ministerio de Salud dice que no le da a Clínicas”, se lamenta esta mujer oriunda del departamento de Caaguazú.
“Los pacientes de oncología-adultos no tiene ningún medicamento. No hay medicamento de ningún tipo”, relata Agueda Rojas. Su padre, Cayo Rojas, lleva meses luchando contra el cáncer en el Hospital de Clínicas.
La joven manifiesta que el nosocomio hace ya casi un año no tiene medicamentos oncológicos como los que necesitan su padre y las decenas de pacientes que acuden al “hospital de los pobres”; sin embargo, un convenio con el Ministerio de Salud Pública le permitía retirar los insumos del Instituto Nacional del Cáncer (Incan).
De un día al otro, esa cuestión cambió.
“El tratamiento de mi papá cuesta 30 millones cada 15 días. No hay familia de clase media que aguante eso, mucho menos la gente pobre. Acá no vienen los estancieros, empresarios o políticos; acá viene la gente pobre”, recalca.
Doña Gloria se suma a los cuestionamientos. “Nosotros tenemos que poner G. 2.500.000 cada doce días para el tratamiento de mi pareja. Yo soy la única que puede trabajar y ahora que estoy acá con él, tampoco puedo. Hay fundaciones que no me dan los medicamentos porque tengo IVA para poder vender mis productos ¿Hay que trabajar en negro para que te den los remedios?”, se lamenta y la voz se le vuelve a quebrar.
“Es el Ministerio de Salud el que no nos está proveyendo. Todo por una pinche burocracia para no firmar un convenio. El que menos gasta, gasta 4 millones”, agrega Agueda Rojas.
Elba Benítez de Guillén, por su parte, también tiene a su marido internado en Clínicas. Debe someterse a un total de 12 sesiones de quimioterapia. Pero todavía debe afrontar un problema, para nada menor: no hay medicamentos.
“Recurrimos por todos lados. Nos cansamos todos los días pidiendo, buscando por todos lados”, recuerda. Agrega que desde el Ministerio de Salud Pública les habían prometido ayuda, pero cuando los citaron para conversar se toparon con que el encargado de autorizar la entrega de medicamentos estaba de vacaciones y que no había nadie que pudiera firmar o hacerse cargo.
Los medicamentos esenciales para el tratamiento del esposo de Elba cuestan G. 2.000.000 por cada sesión. Son 12 sesiones, lo que equivale a G. 24 millones. Eso sí va a ignorar la necesidad de comprar un medicamento cuyo precio oscina los G. 23 millones y que en teoría no es de vital importancia, pero es el que impide la propagación del cáncer dentro del organismo del paciente.
Lo llamativo del caso, es que esos mismos medicamentos que en Paraguay cuestan más de dos millones de guaraníes, en Clorinda los pueden conseguir por G. 800.000.
“No sabemos adónde recurrir, buscamos formas de conseguir los medicamentos: conseguimos ayuda de familiares y amigos. En total necesitamos mínimo G. 24 millones ¿Quién tiene? Por eso estamos reclamando”, puntualiza. “Los oncólogos ya no saben qué hacer”, sentencia.
“El cáncer no se detiene, ellos (los burócratas del Ministerio) piden que esperemos; pero mientras tanto la enfermedad hace metástasis”, asevera.
“Hoy las camas de Oncología están vacías. Hay gente que deja de venir, entre familiares y pacientes nos conocemos. Esa gente que deja de venir es gente que va a morir en sus casas, porque el sistema de salud pública nos excluye. Llamamos a preguntar y nos dicen: “cherajy (mi hija) no tengo cuatro millones”; o “ya vendí mi última vaca”. Todo porque el Ministerio no nos escucha”, agrega Agueda.
“El Incan no tiene capacidad para absorbernos. Entre las consultas iniciales y el reinicio del proceso, se puede tardar hasta 3 meses y los pacientes con 15 días sin tratamiento pueden morir. Los doctores mismos están en una situación que ya no pueden porque a veces ponen de su bolsillo para comprar los medicamentos”, sentencia.
“Yo escuché hace algunas semanas que el ministro (Julio Mazzoleni, titular del Ministerio de Salud) decía que hay medicamentos para todos los que tienen cáncer, le dijo esos a los familiares. Yo vengo a Clínicas y pido ayuda al Ministerio pero resulta que no hay medicamentos porque ellos no le dan a Clínicas. Entonces el ministro mintió a los pobres ¿acaso no nos van a necesitar alguna vez?”, lamenta doña Gloria.
Las tres coinciden e insisten en que el problema no es el Hospital de Clínicas. “Acá los pacientes comen bien, están en lugares limpios y están los mejores médicos”, asegura Agueda. El problema es el Ministerio de Salud.