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Los bomberos fueron examinados en Emergencias Médicas y en el Hospital de Clínicas, contó uno de los afectados, que prefirió el anonimato. Los médicos ordenaron que se hagan un estudio que cuesta entre G. 800.000 y G. 2.000.000 en algunos pocos servicios privados, para determinar el daño que les produjo estar en contacto con diferentes sustancias, que hasta el momento no están definidas en su totalidad.
El lugar donde les dijeron que se realiza este estudio es el Instituto Radiológico Calvo, pero no tienen los medios para pagarlo, lamentó. Ni la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) ni el Ministerio de Salud han sido claros con ellos. Mientras tanto, la preocupación crece, ya que no tienen idea del riesgo al que se sometieron al enfrentar el fuego, comento el bombero.
Varios de sus compañeros siguen manifestando síntomas, como daños intestinales, problemas en la piel y dolores de cabeza. “Una compañera que estaba en la parte de medio ambiente tuvo una reunión con gente capacitada en toxicología, quienes le dijeron que lo que había en el lugar incendiado es bastante tóxico”, comentó luego el voluntario.
Así también, pidió a todas las cabezas del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay (CBVP) que prioricen la salud de los 150 bomberos afectados y que se hagan eco de esta particular denuncia. “Estamos muy preocupados por nuestra salud, no nos dicen qué pasa”, manifestó finalmente.
El incendio se produjo el pasado miércoles en la subestación que funcionaba en el barrio Laurelty de San Lorenzo y, en principio, se temió que ocasionara un desastre ambiental, teniendo en cuenta que los transformadores contenían una sustancia altamente tóxica y hasta cancerígena, conocida como “Askarel”. Sin embargo, autoridades de la ANDE dijeron luego que el fuego no llegó hasta el depósito en el que estaba almacenado el peligroso químico.