¿Narcos tras los crímenes?

Si bien el gobierno se mueve sobre la hipótesis de que el grupo criminal EPP es el supuesto responsable de los ataques que costaron la vida a cinco policías esta semana, existen otras versiones que señalan que el narcotráfico estaría detrás.

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Desde el gobierno dan prácticamente por sentado que el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) es el responsable de los ataques que en menos de una semana les costaron la vida a cinco agentes policiales en menos de una semana.

Así lo afirmaron el ministro del Interior, Francisco De Vargas; y el vocero de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) -un cuerpo conformado por militares y policías para luchar contra los grupos criminales que operan en el norte del país-, Mayor Alfredo Jonás Ramírez, en sus respectivas declaraciones.

“El EPP le declaró la guerra a la Policía”, afirmó el secretario de Estado. Ramírez, por su parte, aseguró -siguiendo un discurso que desde hace tiempo utilizan desde la FTC- que el crimen de este viernes y que costó la vida de tres suboficiales en la localidad de Yaguareté Forest se debió a que los criminales sienten la presión por los fuertes controles realizados por los organismos de seguridad.

Sin embargo, una serie de versiones a las que tuvo acceso ABC Color señalan que los últimos golpes dados al narcotráfico podrían haber sido los detonantes de los últimos crímenes cometidos en los departamentos de San Pedro y Amambay, dos de los bastiones de los capos de este millonario “negocio”.

“La marihuana es el fuerte en San Pedro, y ahora están desesperados porque hay un fuerte control en la zona”, señaló el gobernador de San Pedro, Vicente Rodríguez, a la 780 AM luego del triple crimen de este viernes, aunque él también se alineó a quienes acusan al grupo criminal de haber sido el autor del crimen.

La serie de golpes que habrían originado desatado los crímenes se inició en noviembre del año pasado, cuando se incautó una carga de 530 kilos de cocaína en una pista clandestina del distrito de Karapã’i, en el límite entre los departamentos de Amambay y San Pedro, no muy lejos del lugar donde ocurrieron los crímenes registrados esta semana en el norte del país.

De acuerdo a los investigadores, una red encabezada por el diputado suplente Carlos Rubén “Chicharõ” Sánchez Garcete y que operaba para la red internacional dirigida por Luis Carlos Da Rocha, alias “Cabeza Branca”, el “pez gordo” más buscado de la región, era la que movía la droga.

El nuevo golpe se registró hace un par de semanas, con la detención de Sánchez Garcete en Asunción, luego de participar de una reunión con el asesor político del presidente de la República, en la mismísima residencia presidencial: Mburuvichá Róga. “Chicharõ” es considerado, según publicaciones de medios brasileños y datos de organismos de seguridad paraguayos y del vecino país, la mano derecha de Cabeza Branca.

Finalmente, la incautación de más de una veintena de avionetas que operaban para varios grupos criminales dedicados al tráfico de drogas y otros ilícitos hace un par de días terminó por convertirse en la gota que colmó el vaso.

Varias fuentes consultadas por nuestro diario insisten en señalar que fue el hampa el que ordenó los ataques en los que fueron asesinados cinco efectivos policiales entre el domingo y este viernes en Pacola (Amambay) y Yaguareté Forest (San Pedro).

De acuerdo a estas versiones, los narcotraficantes habrían “contratado” a los miembros del grupo criminal EPP para efectuar los crímenes. Es por ello que en ninguno de los dos ataques se encontraron los habituales comunicados del grupo criminal por el cual reivindicaban los golpes.

No es la primera vez que se habla de los vínculos del EPP con el narcotráfico. Datos manejados por las mismas fuerzas del orden dan cuenta de que el grupo se encargaría del cuidado de los cultivos de marihuana en la zona norte del país. Estos vínculos se hicieron aún más evidentes cuando en octubre del año pasado, luego del asesinato del periodista de ABC Color Pablo Medina y la joven Antonia Almada, los criminales decidieron dar una prueba de vida de los secuestrado Arlan Fick y Edelio Morínigo tras meses de silencio y en el preciso momento en el que se comenzaban a revelar las redes en las que política y mafia se mezclaban.

“Cuando pasan estas cosas, normalmente los que pagan son policías que no tienen que ver con el narcotráfico porque si le matan a los que reciben el dinero de los capos, ellos van a tomar venganza”, señaló una de nuestras fuentes.

De confirmarse estas versiones, quedaría una vez más de manifiesto que el EPP imita a cabalidad la forma de actuar que utilizaron las FARC colombianas durante sus primeros años de existencia, cuando también operaban aliadas con los grandes capos del narcotráfico.

Además, la llegada de nuevos grupos brasileños que pretenderían quedarse con territorios tradicionalmente dominados por otros capos del vecino país, habría sido uno de los factores que desató la guerra en la zona norte del país y que podría seguir cobrando varias vidas.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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