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“Nadie valora el ñandutí. Ni cinco mil guaraníes quieren pagar”, señala Estefana Benegas, la artesana que colocó los apliques de ñanduti al vestido que la primera dama, Silvana López Moreira, usó en la asunción presidencial, prenda que causó gran impacto incluso a nivel internacional.
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En este sentido, lamenta que los paraguayos no valoren mucho el tejido, considerando el gran trabajo que lleva realizarlo.
Doña Estefana es además la dueña del “Hospital del Ñanduti”, que se encarga de lavar, extender y almidonar prendas, manteles o pañuelos que cuentan con el aplique. “Todo lo que viene, procuro solucionar, que quede bien. El ñandutí no se plancha”, cuenta. Este negocio funciona hacen ya 40 años, según relata.
Sin embargo, cuenta que su familiaridad con el ñandutí viene de antes. “Desde los 7 años que tejo, hacíamos pañuelitos para vender e ir a la escuela”, actualmente tiene 67 años.
Dice que pese a la resistencia de las personas en valorar y pagar lo que corresponde por el oficio que eligió, ama lo que hace. “Mi vida es, amo mi trabajo”, cierra.