Sabían del sufrimiento de Carolina pero nadie actuó

Hasta la Policía estaba al tanto de la manera en que era explotada Carolina Marín en una casa que funcionaba como oficina de Registro Civil, en Vaquería. La impunidad obedecía a la influencia de la jueza de Paz, que la tenía como “criadita”.

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Así lo aseguró Ada Meza, vecina de la vivienda de Ramona Melgarejo, jueza de Paz de la comunidad en Vaquería, departamento de Caaguazú. La mujer, días atrás, ya salió a hacer declaraciones, ocasión en que confirmó que Carolina -muerta a golpes la semana pasada- era explotada y maltratada desde que llegó a la casa, hace 11 años.

En la fecha, volvió a romper el silencio y conversó con radio ABC Cardinal para reafirmar la manera en que la pequeña era tenida, en estado de “criadazgo”. “Sufría abuso laboral, explotación, desde que entró a la casa”, manifestó.

Aunque el principal sospechoso es la pareja de la funcionaria de Registro Civil, el militar retirado Tomás Eligio Ferreira Rojas, de 49 años de edad, quien confesó que golpeó a la menor para “corregirla”, la pobladora mencionó que la propia Ramona Melgarejo es cómplice, ya que fue ella quien trajo a la menor cuando tenía apenas tres años y la tenía como “criadita”. “Ella es la principal cómplice de este asesinato”, concluyó.

Meza reafirmó que periódicamente le tocaba escuchar los maltratos en la vivienda, pero aclaró que no veía nada, ya que la propiedad está rodeada de una muralla. Con respecto a por qué no hizo nada, aseguró que “siempre comentamos a la Policía, pero nunca se hizo nada”. Se excusó señalando que “no se podía hacer mucho por ella porque ella vivía encerrada con ellos. No se puede hacer nada así”, insistió, para luego asegurar que ninguna denuncia podía tener efecto ya que “la señora Ramona tiene mucho poder”.

Insistió en que la jueza de Paz también debe ser procesada y no permanecer en total impunidad, inclusive ejerciendo aún funciones sin problema alguno. “Ella hace oficina ahí en su casa, ahí hace casamientos, actas de nacimiento, de todo hace ahí”, manifestó. Aseguró que los vecinos están temerosos de posibles represalias, debido a la influencia de la mujer en la zona. “La gente tiene mucho temor; si yo necesito documento de mi hijo, no puedo ir hasta ahí, porque hago declaraciones... Me da mucho miedo”, expresó.

La vecina pidió ayuda para que se haga justicia por la muerte de Carolina Marín, ya que hasta el momento -según dijo- el Ministerio Público no demuestra intención de procesar a la funcionaria en calidad de cómplice. “Hace más de ocho días que la niña falleció y no se está haciendo nada, nada se hace, inclusive ahora, que la niña ya falleció brutalmente asesinada”, lamentó.

La pobladora aseguró que el fiscal del caso “vive con excusas”. “Acá en nuestro departamento no se mueven las autoridades y la niña ya está muerta; el médico forense ya dijo que murió asesinada brutalmente a garrotazos, qué más pruebas quieren...”, cuestionó. Al referirse a los cuestionamientos de por qué los vecinos no actuaron, si todos sabían de la manera en que la pequeña era explotada y maltratada, insistió en la “influencia” de Ramona Melgarejo. “Esa señora Ramona tiene mucho poder; al militar le conozco poco, porque hace poco vino a vivir con la señora, pero la señora Ramona Melgarejo tiene mucho poder”, sostuvo.

Posteriormente, Ada Meza se quebró ante la tragedia en que derivó una situación de criadazgo que se produjo en las narices de todos los lugareños. “No creo que el señor haya actuado solo, yo lastimosamente (...) Lamento mucho eso que no pudo ver lo que le pasó a Carolina; si yo hubiera visto, iba a contar todo, pero la justicia no sirve de nada. Lamento mucho no haber visto ese día qué le pasó a Carolina”, expresó.

Comentó que el “blindaje” en torno a Ramona se da igualmente debido a que prácticamente toda la zona está copada de sus familiares. “Alrededor de acá, en nuestro barrio, están todos sus parientes; solo nosotros y unos cuantitos no somos sus parientes, luego ya todos son parientes”, manifestó.

Reconoció que ninguno de los lugareños hizo denuncia formal, pero insistió en que los policías estaban al tanto. “La comisaría está casi enfrente de la casa, a metros nomás (…) Esa señora tiene mucho poder, mucho dinero; entonces a la gente le da miedo luego entrometerse con ella, porque ella siempre gana en todas cosas”, relató.

La vecina insistió nuevamente en su pedido de apoyo en la lucha por justicia para Carolina y alertó que inclusive en la misma casa hay otra menor explotada laboralmente. En este caso, la pequeña es hija adoptiva de la jueza de Paz, según mencionó. “Ayúdennos por favor, no se está haciendo nada acá”, reclamó. “Estoy hablando sinceramente, pensando en mis hijos; se me quiebra el alma...”, finalizó

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