Muestra de una dura realidad

El caso de la niña de 10 años embarazada ha ayudado a poner en el foco de la atención pública una cruda realidad como es la del embarazo infantil. Anualmente, cientos de niñas y adolescentes dan a luz a edades muy tempranas. Las cifras son escalofriantes.

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Eran cerca de las 17:00 del martes. En el Hospital de Trinidad el equipo de guardia recibió a una mujer y su pequeña hija de 10 años. Habían llegado con una orden de ecografía en mano.

La pequeña no entendía lo que pasaba con su cuerpo. En las últimas semanas su vientre había aumentado y sintió que algo se movía en su interior. Asustada, decidió contarle a su mamá y acudieron a un sanatorio privado en el que le habían ordenado el estudio. La noticia que recibirían, terminaría conmoviendo al país entero.

La niña, una pequeña de apenas 10 años, estaba embarazada. Así lo confirmó la ecografía que le realizaron y que reveló que llevaba ya 21 semanas de gestación.

El Dr. Raúl Oviedo, director del Hospital, se encontraba ya fuera del nosocomio cuando recibió una llamada aproximadamente a las 19:00. Mientras escuchaba la situación, sintió una mezcla de sentimientos. En conversación con ABC Color, el galeno relata que cuando madre e hija escucharon el resultado sufrieron una fuerte crisis y comenzaron a llorar.

La madre sufrió una descompensación tras el anuncio de la noticia y tuvo que ser atendida en el área de urgencias, mientras que el personal trataba de brindar contención a la pequeña que no conseguía aún asimilar la realidad a la que tenía que hacer frente. Con sus 10 años, fue llevada a consultar con algunos especialistas que le explicaron los cuidados que debía tener ante su condición, le recetaron algunos medicamentos y le ordenaron algunos estudios.

Tras reponerse un poco, ambas volvieron a su domicilio. Antes, el personal del hospital tomó todos los datos de la madre.

Temprano, en la mañana del miércoles ambas volvieron para iniciar los estudios laboratoriales a la pequeña. Oviedo y la asesora jurídica del hospital se acercaron a hablar con la madre de la niña, juntos redactaron una denuncia que fue remitida esa misma mañana a la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia, según manifiesta el galeno.

Cuando le preguntaron a la mujer si sabía de algún abuso sexual al que había sido sometida la pequeña, ella dijo que no. “Refirió que no vivía con ninguna pareja en su casa”, recuerda Oviedo. Con el paso de los días, la versión comenzaría a cambiar.

Dejando de lado lo profesional, Oviedo afirma que sintió una mezcla de sentimientos como indignación, sorpresa e impotencia cuando se enteró del caso. Al igual que el personal que atendió a la niña y su madre. “Todas quedaron conmocionadas y también entraron en un cuadro de desesperación e impotencia por la situación”, asevera.

Oviedo explica que el de la niña es un embarazo de alto riesgo, atendiendo a la prematuridad de la misma. “Su cuerpo y su mente todavía están en proceso de crecimiento”, señala. Es por eso que necesita de un acompañamiento cercano durante el tiempo que le queda de embarazo.

La noticia no tardó en centrar la atención de los medios y conmocionar a todo el país. Sin embargo, datos estadísticos proveídos por organizaciones que luchan por la defensa de los Derechos Humanos revelan que el de esta niña no es un caso único sino que es un ejemplo de una realidad muy dura.

De hecho, el mismo Dr. Oviedo reconoce que no es la primera vez que en el Hospital que está a su cargo se encuentra con una situación como esta, si bien este es el caso de la niña más precoz que le tocó atender. Hace apenas dos años, una niña de 12 años dio a luz en el mismo nosocomio.

Fabián Forestieri, presidente de Amnistía Internacional Paraguay, afirma que los casos como este son cientos todos los años en nuestro país. Para ser más precisos, de acuerdo a esta organización anualmente se dan 519 casos de niñas de entre 10 y 14 años que dan a luz. Esta estadística no contempla aquellos casos de bebés que nacieron muertos. De ser así, los números podrían ser muchos más grandes. “El cuerpo de la mujer a esa edad no está preparado”, señala Forestieri.

El titular de AI Paraguay señala que este caso revela la urgente necesidad de que la gente comprenda la dimensión compleja de la violencia de género y deja en manifiesto la total ausencia de una educación sexual integral, una ley integral de violencia contra niñas y mujeres; y la falta de servicios de salud y cobertura para planificación familiar.

Si a todo esto se le suman factores culturales como el machismo y el sistema patriarcal, tan presentes y vigentes aún en la sociedad paraguaya, Forestieri sostiene que “es obvio que el abuso sexual, física es una cuestión cotidiana y que tiene cifras alarmantes en Paraguay”.

“Es un problema complejo, que tiene raíces históricas y culturales. Además está la inacción absoluta de las autoridades para establecer políticas públicas que asuman al cuerpo de la mujer como un sujeto de derecho”, afirma.

La situación generó una gran cantidad de comentarios y la despenalización del aborto como una necesidad urgente para atender casos como este fue una de las cuestiones sobre las cuales giraron las discusiones que fueron surgiendo.

Algunos sugirieron que se debería haber interrumpido el embarazo, otros explicaron que al tener el feto ya un tiempo de desarrollo superior a las 20 semanas ya no se podía. Ante la consulta, el Dr. Oviedo explica que incluso si el tiempo de gestación hubiera sido menor a las 21 semanas, ellos no contaban con el apoyo legal como para decidir la interrupción del embarazo.

Sobre el punto, Forestieri explicó que desde Amnistía Internacional consideran que una persona que sufre un abuso o violación tendría que tener el derecho a poder decidir ante situaciones como esta. “Aparte del trauma que de por sí genera una situación de violencia sistemática que pudo haber sufrido, que es un signo indeleble que va a llevar por el resto de su vida, esa persona no puede ser revictimizada”, acotó.

Recuerda que en Paraguay, el ámbito legal habla de que en caso de riesgo de vida para la mujer se puede interrumpir un embarazo pero que incluso en casos así “sectores fundamentalistas quisieron prohibir”. En ese sentido señala la necesidad de que este tema sea tratado en el marco de un debate democrático y amplio.

“El Paraguay tiene tasas terroríficas de embarazo adolescente, violencia de género y tasa de mortalidad materna. Una mujer que decide abortar no tiene como solución la cárcel, la penalización no conduce sino a otra cosa que más abuso. Es un problema que no solo atañe a la salud”, sentencia.

Ante el aluvión de publicaciones periodísticas, el Ministerio Público decidió actuar de oficio e investigar el caso. La causa quedó en manos de la fiscal Monalisa Muñóz, quien en conversación con ABC Color, reconoce que tuvo conocimiento a través de la prensa pues no llegó hasta su unidad denuncia alguna.

Una vez que tuvo conocimiento del hecho, la fiscal decidió ir hasta la comisaría jurisdiccional a preguntar si existía alguna denuncia. En la dependencia policial le señalaron que no habían recibido denuncia alguna al respecto. Ante esta situación, fue hasta el Hospital de Trinidad, donde consultó si contaban con los datos de la paciente y su madre.

Una vez que se inició la investigación, se descubrió que la madre si vivía con una pareja en su casa, el padrastro de la niña. Cuando la Fiscalía comenzó a recabar más datos sobre el hombre, se encontró con que el mismo ya contaba con una denuncia previa por supuesto abuso sexual presentada en 2014 y que luego fue retirada, cuando se le preguntó a la madre de la niña sobre la cuestión dijo que en aquella oportunidad se había enterado por vecinos y que se había tratado solo de una “malentendido”.

La denuncia había sido radicada ante la Fiscalía de Luque y Muñóz solicitará oficialmente los informes para ver qué fue lo que pasó con la causa.

Y la desgarradora verdad de la niña saldría a la luz. Durante una conversación con el equipo técnico de la Fiscalía, la pequeña confirmó este viernes que su padrastro había abusado sexualmente de ella. El mismo cuenta con orden de detención desde el jueves y este viernes se presentó ante el juzgado el pedido de imputación por abuso sexual en grado cuatro, el más grave.

La fiscal señaló que la madre será indagada en su momento y que actualmente se está valorando su conducta y que la salud física y síquica de la niña se encuentre en buen estado antes de poder continuar con la investigación.

Con respecto a la supuesta omisión de los funcionarios al no presentar la denuncia ante el Ministerio Público, adelantó que están citados para el lunes el director y la asesora jurídica del Hospital de Trinidad. Sobre el punto, el Dr. Oviedo señaló que decidieron elevar la denuncia ante la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia, pues es una de las instituciones ante las cuales se puede realizar.

“Estamos trabajando ya con respecto a los testigos”, afirma la fiscal ante la pregunta de cuál es el siguiente paso. Al término de nuestra conversación telefónica, no había recibido aún el informe sobre el estado de salud de la pequeña que debía remitir la Cruz Roja Paraguaya. Desde la Policía Nacional nos señalaron que recién entre el sábado y el lunes podrían facilitarnos datos estadísticos sobre denuncias de abuso sexual.

Mientras el proceso sigue, una pequeña niña de apenas 10 años afronta una realidad ante la cual debería estar recién dentro de varios años, no ahora cuando debería estar disfrutando de la convivencia con niños de su edad y estudiando en la escuela.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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