Investigadores sospechados en caso de oro incautado

Lo que se planteó inicialmente como el desbaratamiento de una “estructura internacional de contrabando de oro” ahora apunta contra los propios investigadores policiales y fiscales, políticos y autoridades, para saber dónde terminó ese oro incautado.

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Las declaraciones de Marc Didier, empresario belga propietario de una aeronave que fue detenido por casi un año de manera irregular en nuestro país, acusado de supuestamente intentar enviar oro de contrabando a Hong Kong y que finalmente fue sobreseído, ahora trasladan la mira de la Justicia contra los responsables de investigar el caso en 2016.

El ciudadano belga, que ahora demanda al Estado paraguayo por más de US$ 6 millones en concepto de reparación por haberlo detenido por más de un año sin pruebas (actualmente ya fue sobreseído), explicó que el oro nunca fue cargado en su avión y ni siquiera existió ni existe ninguna guía de traslado u orden para supuestamente llevarlo.

Pero para tratar de entender esta historia existen dos partes. La primera se refiere a cómo supuestamente se encontró el oro y una fantasiosa historia de plata yvyguy (tesoro enterrado) de la época de la Guerra Grande y cómo fue a parar al aeropuerto, supuestamente para tratar de ser vendido a Hong Kong.

Todo comienza con el supuesto hallazgo de un “tesoro” en Carovení Viejo, Villarrica, por parte de Audelio Toledo, un buscador de oro y médico empírico que supuestamente juntó a seis personas que encontraron el oro. Esta versión está en duda, ya que se sospecha que el oro realmente provenía de la explotación minera ilegal en Paso Yobái, departamento de Guairá.

Sea como fuere la historia del origen del oro, este intentó comercializarlo luego de que, según Toledo, realizara los trámites para declararlo legalmente ante el Ministerio de Minas y Energías y Hacienda.

A partir del relato del mismo, luego de consultar con un cambista sobre cómo podría vender el oro, lo contactó Nilce Shenkel, una compatriota de la zona de Saltos del Monday, distrito de Presidente Franco (Alto Paraná), para buscar un comprador. Ya según la investigación de la Fiscalía, el despachante de Aduanas Ricardo Castro Vera fue quien habría hecho el contacto con los empresarios extranjeros Manuel Portes Medina (dominicano) y José Salazar Tinajero (mexicano).

Salazar Tinajero es quien aparece en un video exhibiendo los lingotes de oro y probando su pureza. El video sirve de evidencia para compararlos precisamente con las 12 cajas de supuestas réplicas por las que presuntamente fueron cambiados en depósitos de la Fiscalía.

El dominicano Portes Medina, por su parte, es quien contrató el servicio de traslado aéreo a la empresa del empresario belga Marc Didier, quien desde un inicio declaró que en ningún momento el contrato establecía el envío de ninguna carga de oro. No obstante, Didier fue retenido por 11 meses en nuestro país sin pruebas, ya que finalmente la fiscala Carmen Gubetich de Cattoni lo sobreseyó, pero eso ya fue el final de una previa trama más compleja.

La incautación en 2016 del cargamento de oro en el aeropuerto Silvio Pettirossi inició así otra etapa en esta historia, sobre todo para Didier, cuya implicancia en el supuesto esquema de contrabando de oro nunca pudo ser probada.

Uno de los principales fundamentos de la demanda del belga por su detención arbitraria en Paraguay es un mal proceder del que acusa al Crio. Diosnel Alarcón, de la División de Delitos Económicos de la Policía Nacional, y de los fiscales Emilio Fúster y Aldo Cantero, que llevaron la causa.

El belga contó que el 12 de agosto, día en que fue detenido en el aeropuerto, Diosnel Alarcón se presentó como agente del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y “hasta me mostró una insignia que luego corroboré que nada tenía que ver con ese departamento”.

Sostuvo que en los días que estuvieron en Delitos Económicos siempre una persona iba a buscar de la celda a Salazar y lo llevaban a la oficina de Alarcón, donde le pedía dinero, específicamente la suma de US$ 300.000, “pero el señor Salazar siempre rechazaba su oferta”.

Con respecto al comisario Abel Cañete, dijo que nunca le pidió directamente dinero, pero que en los 12 días que estuvo en Delitos Económicos de a poco fue perdiendo privilegios que le dio al entrar, como dormir en un despacho en vez del piso de la celda, entre otros. Esto atribuye a que “no ofreció nada” a Cañete.

Insiste sobre todo en que el fiscal Fúster obró mal al retener su avión, ya que, primero, no tenía ninguna prueba de que el avión tuviese siquiera intención de contrabandear algo y además lo hizo en zona franca aeroportuaria.

“El cliente nunca me dio una carga, nunca nos pidió alzar una carga, ni siquiera nos entregó documentación para que sea una exportación legal para cargarse en el avión y, cuando nosotros fuimos para salir del país, el cliente ni siquiera se presentó. No se había pedido ninguna carga y ni siquiera estábamos esperando una carga”, remarcó Didier tras oír las justificaciones de Fúster.

Desde un inicio, incluso en su primera declaración, intentaron explicarle al fiscal que no tenían nada que ver en caso de que haya habido intención de sacar el oro del país, ya que ellos fueron contratados por Manuel Portes Medina (dominicano) para hacer un traslado de personas.

Es más, la carga ya estaba bajo la mira de las autoridades en julio de 2016 y el procedimiento se hizo recién en agosto. Remarcó que en todo momento explicaron esto a los fiscales Fúster y Aldo Cantero, pero nunca le hicieron caso, hasta que lograron recusar a Cantero y asumió la fiscala Carmen Gubetich de Cattoni, que finalmente lo sobreseyó por ausencia de pruebas.

“El expediente y la evidencia contenida en él no tienen nada para comprobar lo que el señor Fúster está declarando; al contrario, la fiscala Gubetich de Cattoni, cuando liberó el avión, lo liberó porque no tenía ni un elemento de prueba que liga este avión con esa carga”, apuntó.

Ayer, en declaraciones a ABC Cardinal, Didier afirmó que, durante sus 11 meses bajo investigación, algunos en detención en la sede de Delitos Económicos de la Policía y otros en el Departamento de Judiciales. Incluso, recibió pedidos de dinero para ser desvinculado de la causa.

Entre los nombres que citó figuran el del exsenador (expulsado por tráfico de influencias) Óscar González Daher, a nombre de quien supuestamente la abogada Miriam Areco solicitó la suma de US$ 300.000 para desvincularlo del proceso.

Además del supuesto intento de cobrarle ese dinero para liberarlo, también González Daher habría operado para tratar de quedarse con el avión que fue incautado. "Yo recibí informaciones de la Embajada Americana; todo apuntaba a este señor para robar el avión. El señor Daher estaba usando a Aldo Cantero para hacer trabajos sucios", afirmó el empresario.

Pero Didier no es el único que denuncia un supuesto mal proceder del fiscal Cantero, sino que Toledo, el buscador de oro, afirma que tras la incautación en el aeropuerto, una comitiva fiscal-policial fue a la casa de su madre a supuestamente buscar más oro e intentar matarlo.

Además, se sospecha que el cargamento de oro inicialmente incautado habría sido reemplazado por burdas réplicas, ya que guardan notables diferencias con las primeras fotos y el video en que aparece Salazar Tinajero.

Didier y Toledo también coinciden en que todas las supuestas irregularidades en el proceso ocurrieron con connivencia del fiscal general del Estado (actualmente con permiso e investigado por enriquecimiento ilícito), Javier Díaz Verón.

“La evidencia misma desapareció; esto va ahorita con el fiscal general. Todos los detenidos en el caso pidieron pericia del lingote porque sabíamos que los análisis del INTN y de la Universidad Nacional habían sido fabricados, no eran reales. Todos los que tienen conocimiento de metalúrgica pueden saber que esos lingotes no son de oro, pero ellos estaban tratando de decir que eran de oro y por su falta de conocimiento el señor fiscal general (Javier Díaz Verón) y Aldo Cantero pensaron que se iban a hacer ricos con esto. Entonces, manipularon esa evidencia y ahorita es aparente que se lo llevaron a su casa, entonces calladitos pueden tener algo que ellos creen tiene algo de valor”, manifestó ayer Didier a ABC Cardinal.

Lo cierto y lo concreto es que el cargamento original de supuesto oro se encuentra con paradero desconocido, algo que fue denunciado por la actual fiscala del caso, Carmen Gubetich de Cattoni, quien tras asumir en reemplazo de Cantero logró dilucidar algunas cuestiones y encontrar ciertas irregularidades en el proceso, tales como la detención de Didier.

Abogados

El ciudadano belga sostuvo que Abel Cañete le ofreció conexiones con un abogado que lo ayudaría a salir pronto. Rechazó la propuesta pues su familia ya había contratado a un equipo que lo representara.

 Afirma que el comisario Cañete tiene su propio bufete de abogados y que al hacerle ese ofrecimiento “estaba preparando el terreno para sacarle dinero”.

 Una vez en el departamento de Judiciales de la Policía, la antesala a Tacumbú, supuestamente Cañete llamó a reclamar el motivo por el que aún no era remitido a la penitenciaría. “Por qué Abel Cañete se molesta por dónde estoy, porque no caí en su juego, no le di coima”. “Cañete trató de inducirme a una cosa para beneficiarse de mi caso”, acotó.

 Respecto a las afirmaciones de Miriam Areco, confirmó que lo visitó, pero que nunca le propuso 50.000 dólares como honorarios como afirma, sino que le pidió su propuesta por escrito pero nunca regresó.

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