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Quienes viven en Ypejhú, el pequeño distrito ubicado en la frontera seca entre Brasil y Paraguay, prefieren no hablar sobre lo que pasa en la zona y que es conocido por todos. Los pocos que se animan a “cantar” lo hacen conscientes del riesgo al que se exponen y pidiendo que se proteja su identidad lo más que se pueda.
Luego del asesinato del corresponsal de ABC Color Pablo Medina, algunos decidieron comenzar a contar la manera en la que se vivía en la zona dominada por Vilmar “Neneco” Acosta Marques, el exintendente de Ypejhú capturado ayer, miércoles, en territorio brasileño y señalado como el supuesto autor intelectual de la muerte de Pablo y la joven Antonia Almada.
Algunos lo comparan con Pablo Escobar Gaviria, el narcotraficante colombiano más conocido de la historia. Los pobladores aseguran que “Neneco” manejaba la zona como si fuera una región “liberada”. Indican que, ejerciendo el poder que le daba la impunidad, se hacía de animales, que faenaba y repartía a la gente, que aceptaba por temor y necesidad. Visiblemente atemorizados, comentaron la rutina de Vilmar “Neneco” Acosta Marques (ANR) cuando él era intendente. A casi cinco meses del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada, esta localidad del departamento de Canindeyú sigue sumida en el olvido institucional. Hace apenas alguos días, un nuevo asesinato violento en la línea fronteriza volvió a sacudir a la comunidad.
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Según los relatos de los pobladores, conseguía los animales haciendo tener miedo. Iba a las estancias a amedrentar a los ganaderos y se apoderaba de los bovinos, los robaba y advertía a los propietarios de que si le denunciaban “ya sabían lo que les esperaba”, lo que se entendía como que serían asesinados.
Al igual que el famoso capo colombiano, Acosta Marques decidió un día dejar de lado el anonimato para saltar al campo de la política. A partir de allí, también comenzarían las denuncias de Pablo Medina sobre su vinculación al narcotráfico y a una gran cantidad de crímenes relacionados al “negocio”.
Tras la caída del brasileño Fernandinho Beira Mar, se dio inicio a una feroz lucha entre clanes familiares que han tratado desde entonces de monopolizar el tráfico de drogas, principalmente marihuana, en la zona de Canindeyú, particularmente en las áreas de frontera seca con el Brasil. Uno de esos clanes es el encabezado por Vilmar “Neneco” Acosta Marques.
Las primeras denuncias sobre la supuesta vinculación del político colorado con el narcotráfico en la zona fronteriza comenzaron a aparecer incluso antes de su elección. Todo empezó luego de que Pablo Medina, quien en vida fuera corresponsal de ABC Color en la zona, atribuyera un doble asesinato a una disputa entre familias de narcotraficantes. Los caídos fueron dos hermanos de “Neneco”, como venganza del homicidio de uno de los hermanos Giménez Suárez, con quienes los Acosta mantenían una importante rivalidad.
A partir de ahí, una serie de asesinatos envolvió el entorno de la familia. Rivales vinculados al narcotráfico, adversarios políticos y hasta supuestos sicarios que trabajaban para el jefe comunal fueron cayendo.
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En diciembre de 2010 se inició una quema de archivos que tuvo como primera víctima a Francisco Félix Bogado, ejecutado a balazos en una chacra perteneciente a un efectivo policial. La víctima trabajaba como “seguridad” de la banda de presuntos narcotraficantes liderada por Wilson Acosta Marques.
Ese mismo mes, Luis César Benítez, quien se desempeñaba como cuidador de la casa de los hermanos Dionisio y Tomás Gallardo, presuntos sicarios al servicio de los Giménez Suárez, rivales de los Acosta Marques, fue asesinado por tres sicarios que respondía a la familia del dirigente colorado. Lo sacaron de su casa a golpes y le llevaron hacia un yuyal, a unos 200 metros. Allí fue herido con arma blanca en el cuello y acusó varios impactos de bala en el cuerpo.
En enero de 2011, el cuerpo sin vida de una empleada doméstica fue encontrado en una casa de madera ubicada en la parte trasera de la vivienda del jefe comunal. Poco antes, un joven de apenas 18 años fue encontrado sin vida bajo un puente de hormigón armado construido sobre el arroyo Aparay. La víctima fue secuestrada varios días antes y luego ejecutada a tiros por sicarios, entre los que se encontraba uno de los hermanos de “Neneco”.
El 21 de febrero, un sicario que operaba para “Neneco” irrumpió en una discoteca y mató a un estudiante y al propietario del local nocturno. El pistolero había iniciado la balacera tras confundir al estudiante con un matón que fue contratado para eliminarlo. Una crónica enviada entonces por Pablo Medina relataba que existían rumores de que Acosta Marques ordenó la muerte de todos los sicarios que operaban para él, en el marco de un operativo de “quema de archivo”.
En mayo de 2011, un custodio de Neneco fue asesinado de tres balazos en lo que se consideró un ajuste de cuentas entre narcos. En aquel entonces, el político colorado señaló como responsables a los hermanos Giménez Suárez, que salieron al paso diciendo no tener vinculación alguna en el caso.
En diciembre de 2011, tres sicarios de Acosta Marques fueron detenidos luego de que intentaran evadir un retén policial. Los malvivientes viajaban a bordo de un vehículo con chapa brasileña y en el interior del rodado se encontró carne de un animal faenado, marihuana y un rifle que pertenecía a “Neneco” Acosta Marques.
La violencia siguió y, el 1 de enero de 2012, sicarios de Acosta Marques mataron a Secundina Martínez Vallejos frente a sus dos hijos. Los malvivientes llegaron en una motocicleta hasta la vivienda de la mujer y abrieron fuego desde afuera de la misma, matándola e hiriendo a ambos jóvenes, uno de ellos con discapacidad motriz. Se hablaba de un ajuste de cuentas, luego de que Martínez Vallejos tuviera algún problema con el político colorado por motivos desconocidos.
En enero de 2013, el mismo jefe comunal habría encabezado una turba que atropelló la comisaría 6ª de Ypejhú para liberar a uno de sus sicarios, quien había sido detenido días antes por su supuesta vinculación al asesinato de un joven de 19 años. En mayo del año pasado, Pablo reportaba que uno de los sobrinos de “Neneco” era buscado por el asesinato de un hombre en Villa Ygatimí, la zona de la que provienen todos los sindicados como supuestos sicarios de Acosta Marques. Ese mismo sobrino sería después investigado como uno de los supuestos autores materiales del asesinato de Medina y Almada.
En agosto de 2014, el exintendente de Ypejhú Julián Núñez fue asesinado por un grupo de sicarios que se desplazaba en motocicletas. Núñez se perfilaba como posible rival de Acosta Marques para las internas coloradas de este año. Su muerte fue vinculada enseguida al grupo comandado por “Neneco”, pero la fiscalía nunca tomó medidas con respecto al caso.
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La investigación revelaría después que la misma arma que se utilizó para asesinar a Pablo Medina había sido utilizada para matar a Julián Núñez y antes al policía brasileño Marcilio de Souza, todos con apenas meses de diferencia. Pese a esta larga lista de antecedentes y a sus vínculos con el narcotráfico, Vilmar “Neneco” Acosta Marques nunca fue investigado por las autoridades, pues contaba con el fuerte apoyo de influyentes grupos políticos y agentes de las fuerzas del orden.
Finalmente, Acosta Marques fue detenido anoche, a poco de que se cumplan cinco meses del asesinato de Pablo Medina. Aun así, varios de los implicados en el crimen siguen prófugos y ahora habrá que iniciar los trámites para solicitar una extradición, una cuestión para la que podría jugar en contra la doble nacionalidad del ex jefe comunal de Ypjehú.
juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano