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“¿Cuál es el problema”?, respondió Llano cuando se le preguntó si no considera al menos inmoral o antiético el que senadores se reúnan con un enjuiciado políticamente de manera secreta y dijo que si el contralor García le pide una reunión también aceptaría.
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“Que me reúna con una persona no significa que esa persona va a influir en mi posición, o sea, no soy tan pererĩ (blando) como para que por una reunión pueda tener una posición u otra”, afirmó, justificando la reunión de los senadores de su bancada con el enjuiciado contralor.
Lo grave de la situación es que la reunión fue secreta en el edificio donde vive la senadora Zulma Gómez y también participaron funcionarios de la Contraloría a los que se vio ingresar con documentos de la institución, entre ellos, por ejemplo, pedidos de intervención a comunas, algo que podría ser usado como moneda de canje para la impunidad.
“Son suposiciones. Ustedes sabrán las fuentes que invocan para asumir eso como una verdad absoluta”, respondió Llano sobre las informaciones extraoficiales que apuntan a un pacto de impunidad. “Nada, ¿qué se va a acordar?”, dijo haciéndose el desentendido ante la insistencia de saber acerca del posible pacto.
“Cada uno es responsable de la dirección de su voto en el Senado; es público luego, nadie oculta nada. Unos pueden estar de acuerdo, otros no, pero nosotros no ocultamos nuestro voto ni nuestra decisión”, remarcó el legislador que no estuvo presente ayer, ya que aseguró que no estaba en la ciudad.
Además de los cuestionamientos morales, los senadores -si es que se llega a concretar un pacto de impunidad- estarían incurriendo en el delito de prevaricato y tráfico de influencias, este último, causal de pérdida de investidura.