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Tras estar prófugo de la justicia, Jarvis Chimenes Pavão fue capturado durante un operativo de gran despliegue de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), el narcotraficante brasileño Jarvis Chimenes Pavão, el 27 de diciembre del año 2009, en una estancia de Yby Yaú, Concepción, durante un operativo denominado Capricornio.
Luego de esa inesperada caída, el brasileño, quien enfrentaba procesos con la Justicia pues se lo señalaba como presunto jefe en Paraguay de la organización criminal brasileña Primer Comando Capital (PCC), fue recluido en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.
Cuatro años después, el 2 de mayo de 2014, un tribunal encontró culpable a Pavão de los delitos de lavado de dinero, violación a la ley de armas y asociación criminal, por lo que fue sentenciado a ocho años de prisión.
Desde entonces, varios años pasaron sin que salieran a luz grandes novedades sobre Pavão. Recién en julio del año pasado saltó al tapete un verdadero escándalo en la Justicia, tras descubrirse que Jarvis guardaba reclusión en una celda de lujo dentro del penal de Tacumbú, con ventanas que incluso tenían vista hacia la calle.
Descolocadas ante el descubrimiento de la prensa, las autoridades, entre ellas el viceministro de Justicia, Éver Martínez, se pasaron la pelota en un intento desesperado de sacarse la responsabilidad de encima. Por su parte, la fiscalía ya abrió una investigación sobre este tema que es una burla de las autoridades a la ciudadanía.
Este escándalo llevó a que Pavão sea trasladado a la Agrupación Especializada por orden del presidente de la República, Horacio Cartes, donde desde entonces guardó prisión con menos privilegios, hasta completar la condena de 8 años que le había sido impuesta en Paraguay por lavado de dinero.
Posteriormente, Jarvis volvió a ser noticia tras unas polémicas declaraciones de su abogada, Laura Casuso, quien afirmó que su cliente aportaba para la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) aunque se negó a dar cifras.
Otro de los hechos en los que el nombre del traficante brasileño salió a luz y fue noticia, se dio cuando un informe de inteligencia lo señaló como autor de un plan de desestabilización, orquestado desde las distintas penitenciarías del país, para evitar su extradición.
Supuestamente, la intención fue detectada por los organismos de seguridad después de que un grupo de internos del penal de Tacumbú pretendiera una fuga masiva, al intentar hacer un boquete en una parte del muro perimetral, con dinamita en gel, en julio de 2016. Se descubrió la mecha encendida y fue apagada, frustrándose así el escape. Esto fue horas antes de que se hiciera un motín en la cárcel de Concepción.
Según las sospechas, esto estaba planeado para ser el inicio de una serie de eventos cuya finalidad era desestabilizar al Gobierno para tratar de evitar la extradición de Pavão al Brasil, donde tiene tres condenas por narcotráfico y lavado de dinero.
Entonces, Cartes dispuso que Chimenes Pavão y otros 20 internos fueran trasladados a la Agrupación Especializada y a otras penitenciarías, pero, curiosamente, las autoridades penitenciarias se opusieron al traslado del brasileño, alegando que una orden judicial lo impedía.
La negativa molestó a Cartes, quien en la tarde del martes dispuso el cambio de la ministra de Justicia Carla Bacigalupo y consecuentemente el relevo de todas las autoridades penitenciarias. Ante el nuevo escenario, el sustituto de Bacigalupo, el ministro de Justicia Éver Martínez, emitió una orden administrativa por la cual se disponía el traslado inmediato de Jarvis a la Agrupación Especializada. El entonces director de la Agrupación, comisario Enrique Isasi, en persona, fue a buscarlo la noche del 26 de julio de 2016, y se encargó de llevar a Pavão a una celda de la Agrupación Especializada.