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Hace un año, el grupo criminal EPP difundía la prueba de vida de los secuestrados Arlan Fick y Edelio Morínigo. Solo el primero fue liberado, mientras que el suboficial permanece retenido desde hace ya 476 días
“Quiero que sepan que estoy bien de salud; estén tranquilos, no quiero que se preocupen por nada, no se quebranten por nada. En cualquier momento, si Dios y la Virgen quieren, vamos a reunirnos nuevamente”, expresaba en octubre de 2014 el suboficial, quien estaba vestido con la misma ropa con la que fue capturado el 5 de julio en el distrito de Horqueta.
Con estas palabras, el suboficial Edelio Morínigo intentó tranquilizar a su familia con la esperanza de que la pesadilla terminaría en poco tiempo; sin embargo, son 476 los días desde que Edelio está separado de sus seres queridos, convirtiéndose así en el secuestro más prolongado en la historia de nuestro país.
En el material -que fue grabado el 18 de octubre de 2014 y difundido oficialmente cuatro días despues por el ministro del Interior, Francisco de Vargas- el efectivo policial se dirige igualmente a su esposa Elisa: “Quiero que te tranquilices bien”. Posteriormente, insistió en pedir serenidad a los familiares: “Quiero que sepan que desde que me agarraron no me torturaron, no me jugaron en ningún momento, nadie hizo algo contra mí, estoy bien físicamente”.
La esperanza de la familia renacía tras conocerse el material audivisual, pero con el paso del tiempo se transformó en angustia, debido a que el grupo criminal exige el canje de prisioneros y el Estado rechazó tajantemente esta posibilidad. La larga espera ya repercute en la salud del papá del efectivo policial.
La familia del secuestrado dirigió sus custionamientos al ministro del Interior y a los uniformados apostados en el norte del país, por la inaccción y la falta de comunicación sobre las tareas que se realizan a fin de lograr el retorno de Edelio con los suyos. Doña Obdulia incluso habló la posibilidad de crucificarse en caso de que el silencio siga siendo la norma en el relacionamiento entre el Estado y la familia del secuestrado.
Entretanto, el grupo criminal, lejos de sensibilizarse con la clase trabajadora y menos favorecida a la que dice defender, no ha mermado en su actividad, a tal punto de que siguió causando muertes y secuestros como el del colono menonita Abrahán Fehr, por quien piden un elevado monto de rescate, casi imposible para esta familia.