La medida desesperada de una madre

Obdulia Florenciano, madre del suboficial Edelio Morínigo, secuestrado hace ya 15 meses por el grupo criminal EPP, decidió crucificarse como protesta por la falta de información por parte del Gobierno sobre la situación de su hijo.

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“Cualquier cosa haría por mi hijo”. Al otro lado del teléfono, la voz de Obdulia Florenciano transmite el dolor que le aqueja desde hace 459 días, aunque en esta oportunidad los problemas de salud y el paso del tiempo con el que se van esfumando las esperanzas de volver a ver su hijo con vida hacen que sea aún más notorio el sufrimiento de esta madre.

Un total de 459 días, 15 largo meses, han pasado desde la última vez que vio a su hijo Edelio Morínigo, un suboficial de la Policía.

La idea era pasar algunas horas en el monte y cazar uno que otro animal que pudiera servir para el almuerzo del domingo. Al menos esa era la intención con la que Edelio y un grupo de amigos decidieron ir de cacería el sábado 5 de julio de 2014. El agente policial nunca se imaginaría que pasaría mucho tiempo sin poder volver a casa.

Mientras se encontraban en las espesuras de un monte de la estancia Macchi Cue de la localidad de Arroyo de Oro, distrito de Horqueta, Edelio y sus amigos se toparon con unos desconocidos fuertemente armados: eran los miembros del primer anillo del grupo criminal EPP, la banda que por aquel entonces mantenía en vilo a todo el país con el secuestro del adolescente Arlan Fick Bremm, el primero que perpetraban en cinco años.

Edelio y sus amigos fueron llevados a uno de los campamentos del grupo y, tras unas horas, decidieron liberar a todos, salvo al joven suboficial de Policía. Cuando dejaron ir a quienes acompañaban al efectivo policial, les dijeron que no debían contar nada y que él les alcanzaría en algunas horas más. Como pasó todo un día sin que volviera, decidieron dar aviso a las autoridades, que volvieron a esperar otro día antes de iniciar las incursiones.

Uno tras otro pasaron días festivos: Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, días del Padre y de la Madre. Arlan Fick fue liberado, el grupo criminal siguió perpetrando atentados y ahora volvió a secuestrar a otra persona: un colono menonita de nombre Abrahán Fehr Banman.

Además de ser el secuestro más largo en la historia de Paraguay, el de Edelio es el primer plagio de un efectivo de la Policía.

Desesperada no solo por el paso de tiempo, sino también por la falta de información sobre su hijo por parte del Gobierno, doña Obdulia tomó la drástica decisión de crucificarse como medida de protesta. En conversación con ABC Color, indicó que el próximo 19 de octubre llegaría una vez más hasta Asunción para participar de una movilización que se está preparando y después de eso, en caso de no recibir respuesta, recurriría a la drástica decisión.

Su intención no es otra más que hablar con las autoridades y que ellas le den un poco de información sobre su hijo. “Quiero pedir información a las autoridades, principalmente al Presidente, porque él es el encargado de todo lo que pasa en nuestro país”, apuntó doña Obdulia.

En estos 15 meses, el presidente Horacio Cartes los recibió apenas una vez en el Palacio de López y fue luego de una fuerte crítica por parte de varios estamentos, luego de que la familia del suboficial secuestrado llegara a la capital con la intención de hablar con el mandatario y su entorno les dijera que no tenía tiempo dentro de su agenda. “Porque somos pobres nos ignoran”, había dicho en aquella oportunidad la acongojada madre.

El ministro del Interior, Francisco de Vargas, no volvió a comunicarse con la familia de Edelio desde julio pasado, durante la visita del papa Francisco a nuestro país. “Pedimos que nos hagan llegar información sobre la situación al menos una vez al mes y eso nunca pasó”, relata. “Por eso decidí hacer esto”, agrega enseguida.

La drástica medida se realizaría en Asunción, en caso de que la familia de Edelio no reciba respuesta concreta por parte de las autoridades. En todo esto, doña Obdulia cuenta con el apoyo de don Apolonio Morínigo, su esposo. “Él quiere hacer muchas cosas también por nuestro hijo, pero por su salud delicada no puede. Estamos siempre uno al lado del otro”, aseveró.

“Yo temo por la vida de mi hijo. Pierdo las esperanzas cada día”, finaliza.

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