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Deolinda Álvarez y María Cristina Franco, dos mujeres identificadas con chalecos que indican que son misioneras, recorren los alrededores de la Basílica de Caacupé mientras los peregrinantes descansan tomando un tereré.
Biblias en mano, se acercan respetuosamente y predican el mensaje de los evangelios. Aseguran que muchas de las personas que se consideran católicas, en realidad necesitan comprender el verdadero significado de la fe.
Algunos reaccionan algo incómodos, otros escuchan de muy buena gana. “Jesucristo es nuestro salvador, pero María es la madre intercesora, y no podemos separarla de su hijo”, nos explica.
Por lo general, la gente está más acostumbrada a ver predicando en las calles a miembros de otras congregaciones, como las Iglesias Cristianas, sin embargo, las mujeres nos explican que este movimiento forma parte de la “renovación y revolución” de la Iglesia Católica, en obediencia a la orden del Sumo Pontífice, que los envió a “salir a las calles a predicar”.
“Algunos vienen única y exclusivamente por la Virgen, otros a pedir y pedir, pero no saben a quién piden. Es por eso que estamos difundiendo la enseñanza de la palabra de Dios”, explican las misioneras.
Los servidores se organizan por equipos, y para convertirse en misioneros, realizan un curso de formación de seis meses en las parroquias.