La estrategia campesina

La estrategia campesina para sitiar el centro de la ciudad y bloquear la posibilidad de acceso y salida está pensado para causar el mayor impacto posible, aun con pocos manifestantes. Filas indias, piquetes, garrotes y uso de niños. Todo vale.

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Hoy se cumplió una semana de que los campesinos sitian el microcentro capitalino en reclamo de la condonación de sus deudas por 34 millones de dólares. Aunque los organizadores afirman que sumarán más participantes y dicen que superarán los veinte mil, la realidad es que el grupo es cada vez menos nutrido, pero no por eso causan menos efecto en el tránsito y la vida de los trabajadores de las oficinas céntricas y de quienes concurren al centro a realizar trámites.

Lo que importa en este caso no es la cantidad, sino el método utilizado para bloquear las calles e incidir en la vida ciudadana. El sistema está pensado para causar el mayor impacto posible a quienes deben entrar y salir del centro, de modo que sus acciones repercutan en los medios de comunicación y las redes sociales.

1. En primer lugar, el itinerario no es siempre el mismo y solo se anuncia unos minutos antes de que comiencen las marchas, que tampoco son todos los días a la misma hora. Por lo tanto, el desvío que ayer le funcionó a una persona, mañana puede no servir. Incluso a veces se informa a la Policía de un recorrido, pero luego se altera, con lo que tampoco se pueden prever cobertura de agentes de tránsito y desvíos.

2. Para ocupar más espacio y hacer efectivo el sitio del centro, se organizan en dos filas indias paralelas que se mueven y se detienen al mismo tiempo a ambos lados de la calle. En el medio no hay nadie, por lo que no importa llenar las calles, sino bloquear las bocacalles. Para el bloqueo, algunos se sientan o acuestan en el asfalto. Incluso se usan niños en primera fila.

Así, si cierran la calle México, por ejemplo, o una de sus paralelas, lo hacen desde Mariscal López hasta República de Colombia, con lo cual el sitio se hace efectivo y es imposible salir o entrar al centro y solo queda esperar o intentar salir de la maraña de automóviles, lo que puede demorar incluso horas.

3. En los piquetes o cierres de bocacalles también se colocan personas con garrotes. Su presencia resulta intimidatoria para los automovilistas, y más que nada para los motociclistas, que suelen ser los primeros en la fila ante la barrera y están más expuestos a un eventual ataque si quisieran pasar.

4. Los bloqueos duran cada vez más tiempo. Al principio de las marchas, hace una semana, los manifestantes pasaban más tiempo marchando y menos tiempo detenidos. Ahora es la inversa.

¿Hasta cuándo se harán estos piquetes? La pregunta no tiene aún respuesta, ya que el Gobierno no tiene planes de acceder a condonar la deuda, y la Policía prefiere ser tolerante con los cierres.

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