La dignidad de la juventud paraguaya

La primera pregunta fue respondida por el Papa Francisco con tan acertadas palabras que motivaron una gran ovación de los presentes. Habló de la fortaleza y la importancia de la juventud paraguaya en la búsqueda de un país mejor.

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Luego de escuchar las preguntas de los representantes de la sociedad civil, Francisco expresó su felicidad por “estar con ustedes, para completar esos sueños de un futuro mejor”.

Luego, agradeció a Dios por poder compartir las alegrías y preocupaciones de la sociedad paraguaya. “Parece que Paraguay no está muerto. Gracias Dios, porque un pueblo que vive, un pueblo que no mantiene viva sus preocupaciones, que vive en la inercia de la aceptación pasiva, es un pueblo muerto”.

Lejos de caer en la pantalla que sectores quisieron presentarle de la realidad de nuestro país, el Papa, dijo: “¿Hay cosas que están mal? Si. ¿Hay cosas que no funcionan? Sí, pero verlos a todos ustedes resaltar la esperanza (…) Vienen desde distintas situaciones y todos juntos forman la cultura paraguaya, todos son necesarios en la búsqueda del bien común. Verlos es un regalo porque en las personas que han hablado, vi la voluntad por el bien de la patria”.

Tras la emotiva introducción, el Pontífice respondió la primera pregunta hecha por Gabriel Rejala, de la Pastoral Juvenil Nacional. “Su Santidad, en la Evangelii Gaudium usted nos ha dicho que en la medida que Dios reine entre nosotros la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz y de dignidad para todos. Para la sociedad paraguaya, que se caracteriza por poseer una enorme inequidad social, con instituciones débiles, con alarmantes índices de pobreza, con corrupción e impunidad, en la que al mismo tiempo gozamos de plenas libertades públicas, con un proceso democrático en afianzamiento y con una juventud que emerge con fuerza, ¿qué significa o qué implica que reine la fraternidad, la justicia, la paz y la dignidad para todos?”.

“Me gustó escuchar en la boca de un joven la preocupación por hacer que una sociedad sea un ámbito de justicia paz y dignidad. A mí me viene decir muchas veces, me da tristeza ver un joven jubilado. Qué importante es que ustedes los jóvenes, ¡Y vaya que hay jóvenes acá!, que vayan intuyendo que la verdadera felicidad pasa por la lucha de un país fraterno y es bueno que ustedes los jóvenes que diferencien que felicidad y placer no son sinónimos. La felicidad construye y sólida, edifica. La felicidad exige compromiso y entrega, son muy valiosos y por eso el compromiso, la entrega son muy valiosos y no son como para andar por la vida como anestesiados”.

Agregó que el Paraguay tiene abundante población juvenil, lo que es una gran riqueza, “por eso pienso que lo primero que se ha de hacer es evitar que esa fuerza de apague, que esa luz que hay en sus corazones desaparezca y contrarrestar esa negatividad que los apague.

Seguidamente incluyó una comparación deportiva. “A jugársela por algo, por alguien, esa es la vocación de la juventud, y no tengan miedo de dejar todo en la cancha, ¡jueguen limpio, jueguen con todo!, no tengan miedo de entregar todo de sí, no busquen el arreglo previo para evitar el cansancio, la lucha, no coimeen al réferi”.

Instó a los jóvenes sin embargo, a no luchar solos. “Esta lucha no la hagan solos, busquen charla, aprovechen escuchar la vida, los cuentos de sus mayores y abuelos, que hay sabiduría ahí. Pierdan mucho tiempo para escuchar todo lo bueno que tienen para contarles”.

También los orientó a apoyarse en la plegaria. “Encuentren consuelo en la oración, en Jesús, en su presencia cotidiana y constante. Él no defrauda. Jesús invita a través de la memoria de su pueblo ese secreto para que su corazón se mantenga siempre alegre en busca de fraternidad, la paz y dignidad. La fraternidad, la justica, la paz y la dignidad son concretas, son de todos, si no son concretas, no nos sirven”.

Seguidamente revirtió la pregunta a los jóvenes. “Te pregunto a vos joven, ¿cómo esos ideales los amasas día a día en lo concreto? Aunque te equivoques. Les confieso que a veces a mi me da un poquito de alergia, el escuchar discursos grandilocuentes con todas estas palabras pero cuando se conoce a la persona a que habla, digo ¡que mentiroso que sos!. Por eso las palabras solas no sirven, si decís una palabra, comprometete, amasa día a día, sacrifícate con eso”.

La elocuente respuesta fue arropada por un manto de aplausos desde todos los sectores del polideportivo.

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