La caída, 24 años después

Este 2 y 3 de febrero se celebra el 24º aniversario de la caída del dictador paraguayo Alfredo Stroessner, luego de un golpe de Estado que se gestó desde las propias Fuerzas Armadas, uno de los pilares del Gobierno del tirano.

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Durante la dictadura de Stroessner (1954-1989) hubo 425 ejecutados o desaparecidos, casi 20.000 detenidos y 20.814 exiliados, según el informe final de la Comisión de Verdad y la Justicia (CVJ), divulgado en 2008.

Stroessner, el militar de origen alemán que gobernó Paraguay con mano dura desde mayo de 1954 a febrero de 1989, el cual calificaba a su régimen de “revolución pacífica”, nació en Encarnación el 3 de noviembre de 1912 y falleció en Brasilia el 16 de agosto de 2006.

Su permanencia en el poder solo ha sido superada en los últimos 60 años en América Latina por Fidel Castro, que empuñó las riendas del poder en Cuba de 1959 a 2006.

Un golpe de Estado encabezado por el general Andrés Rodríguez, su consuegro, el 3 de febrero de 1989, obligó a Stroessner a asilarse en Brasil, donde pasó los últimos 17 años de su vida discretamente y en el ostracismo político.

En vida no regresó a Paraguay y, por ahora, tampoco lo hará de muerto. Sus restos seguirán en un cementerio de Brasilia, pese a los deseos de su familia de repatriarlos.

Stroessner, cuyo padre era un inmigrante bávaro y cuya madre provenía de una familia tradicional paraguaya, ingresó en la milicia con solo 16 años.

Sin haberse licenciado como cadete en la academia, fue enviado con 19 años a la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, lo que le hizo “muy duro y le dejó una honda huella”, según el biógrafo Aníbal Miranda.

Como general de brillante carrera asumió en 1951 la comandancia de las Fuerzas Armadas y desde ese puesto urdió la caída del presidente Federico Chaves en 1954.

Stroessner asumió el poder el 15 de agosto de ese año, tras haber ganado unos comicios apañados en los que fue candidato único del Partido Colorado.

El sistema stronista se consolidó en base a la tortura, que podía ser física o psíquica, cuenta el Dr. Martín Almada, pedagogo y defensor de derechos humanos.

Víctima de la dictadura, el Dr. Almada comentó que los torturadores sabían perfectamente qué lugares del cuerpo agredir, utilizando preferentemente la picana eléctrica.

Otras técnicas recurrentes eran los golpes en la cabeza, el cuerpo y el llamado “submarino”, método que consistía en sumergir a los presos en una pileta llena de agua, materia fecal y orina.

Entre las opciones de tortura, también se incluyó la que consistía una potente luz con la que literalmente se quemaban los ojos de las víctimas. “Era una máquina, un foco enorme, con una pantalla enorme, para quemar los ojos”, recuerda el entrevistado.

Además de los ojos, también atacaban la cabeza, los pies, la espalda y arrancaban las uñas. A las mujeres las golpeaban en las vaginas y a los hombres en los testículos. También se usaban en esas zonas las picanas eléctricas. Para los pies, preferían los palos.

Almada recuerda que cada instrumento de tortura tenía un nombre, por lo general, bastante peculiar. “Por ejemplo, para arrancarte la piel tenían lo que se llamaba ‘Constitución Nacional’. Otro nombre era ‘la paraguayita’, con golpes en el testículo o la vagina, y también utilizaban un sistema llamado ‘pentotal’ o el ‘suero de la verdad’. Aplicaban a las víctimas una especie de inyección para que hablen, para que declaren”, dijo Almada.

La mayoría de las veces, los torturadores estaban borrachos, señaló.

Las acciones bélicas se iniciaron alrededor de las 21:45 del jueves 2, con el levantamiento del 1º Cuerpo de División, al mando del Gral. Andrés Rodríguez, quienes procedieron a atacar el Regimiento Escolta Presidencial y el Departamento Central de la Policía.

El número de muertes es aún indeterminado, pero los enfrentamientos cesaron durante la madrugada, ante una ciudadanía que se había refugiado en sus casas, en muchos casos sin entender lo que sucedía.

En un discurso difundido a través de Radio Nacional a las 7:30 del 3, el líder de la revolución, comandante del 1º Cuerpo del Ejército, Gral. Andrés Rodríguez, anunció la caída del dictador y su prisión. “El general Stroessner se ha rendido, encontrándose en perfecto estado de salud, privado de su libertad, gozando de todos los derechos humanos, en una residencia del 1º Cuerpo del Ejército”, fueron las palabras de Rodríguez.

Alrededor de las 22:55 del jueves 2 de febrero se dejó escuchar el primer disparo, que resonó contra el blindado de uno de los cerca de 20 tanques que se disponían a atacar los objetivos.

Luego, los tiroteos se trasladaron al centro de la ciudad, en momentos que era atacado por las fuerzas levantadas el Cuartel General de la Policía.

Las batallas entre las fuerzas leales al Gral. Stroessner y los sublevados dirigidos por Andrés Rodríguez se libraron en las plazas del microcentro, donde poco a poco iban cayendo hombres de ambos bandos.

Aviones de la escuadrilla “Xavante” sobrevolaron la zona de combate del Regimiento Escolta, pero aparentemente no realizaron disparos.

Con alrededor de 10 tanques y agentes con armas de grueso calibre, las Fuerzas de la División de Caballería continuaban bombardeando durante esta madrugada el Regimiento Escolta Presidencial, que permanecía a oscuras desde la medianoche.

El regimiento ofreció tenaz resistencia, respondiendo el ataque con toda la artillería que poseía.

Las estaciones de televisión fueron ocupadas por efectivos militares, interrumpiendo las transmisiones a las 22:30 aproximadamente.

Algunas emisoras de radio solamente difundían música mientras se sucedían los enfrentamientos, al tiempo que el estudio principal de Radio 1º de Marzo fue tomado por militares, al mando del capitán Cano de la Primera División de Caballería. “A partir de este momento, la emisora se encuentra al servicio de las fuerzas militares”, indicaron los uniformados al personal de la radio, que accedió sin oponer resistencia.

Por esa emisora se emitió la proclama del Gral. Rodríguez en la cual se señalaba que el levantamiento militar tenía como objetivo la democratización del país, la dignificación de las Fuerzas Armadas, la defensa de los Derechos Humanos y de la religión cristiana.

Observación: recreación de los principales hechos acontecidos durante la noche del 2 y madrugada del 3 de febrero de 1989, recogidos de los diarios ‘Noticias’ y ‘Hoy’, ejemplares que forman parte de la colección histórica de periódicos de la Biblioteca Nacional.

Datos publicados en el especial “Memorias del Stronismo” de ABC Color.

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