La buena vida del ex comandante de la Policía

Francisco Alvarenga, destituido comandante de la Policía, consiguió comprarse una estancia apenas meses después de asumir y en el lugar se realizó ya una millonaria inversión. Además, es dueño de una casa para nada modesta en Capiatá.

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“Péa peteï mburuvicha mba’e (es de una autoridad)”, afirma un vecino de la estancia del comisario Francisco Alvarenga, quien hasta el miércoles ocupaba el cargo de máximo jefe de la Policía Nacional y fue destituido luego de que la Fiscalía decidiera imputarlo por su supuesta implicancia en el millonario desvío de dinero que debía ser destinado para la compra de combustibles.

La propiedad está ubicada a unos 5 kilómetros del casco urbano de Mbocayaty del Yhaguy, uno de los 20 distritos del departamento de Cordillera, que se encuentra a unos 105 kilómetros de distancia de Asunción. Para ser más específicos, la estancia se encuentra en la compañía San Marcos de esta localidad. Otro vecino no duda: “Esa estancia es del comandante de la Policía, ese Alvarenga (Francisco) al que le sacaron ahora”, afirma en conversación con nuestro equipo. Todos piden que su identidad sea resguardada por temor a posibles represalias.

De acuerdo a la versión de los pobladores de la zona y fuentes a las que tuvo acceso ABC Color, el comisario Francisco Pastor Alvarenga Núñez adquirió la propiedad en la primera mitad del año pasado, algunos meses después de haber asumido como el máximo responsable de la Policía Nacional de la mano del gobierno de Horacio Cartes.

Un portón pintado en blanco y negro es el acceso principal a la estancia, que no cuenta con nombre alguno, a menos no a simple vista.

En una primera operación, el jefe policial -que ahora pasa a retiro tras ser salpicado por el escándalo del millonario desvío de dinero que debía ser destinado para la compra de combustible- habría adquirido una propiedad de unas 40 ó 50 hectáreas, a la que luego iría agregando otras más para alcanzar actualmente unas 100 hectáreas en propiedades ubicadas todas en la misma zona pero separadas por otras estancias más grandes.

En promedio, en la zona las propiedades tienen un valor de entre G. 12 millones y G. 15 millones por hectárea, por lo que la inversión realizada por Alvarenga en la zona rondaría los G. 1.200 millones o incluso G. 1.500 millones.

Poco después de que se concretara la compra, relataron los vecinos, apareció en la propiedad maquinaria que fue destinada a los trabajos que se realizaron en el interior de la misma. Tractores, camiones tipo transganado y otros implementos fueron vistos en el lugar. De hecho, en algunos de los puntos de acceso a la estancia se podían observar marcas de ruedas de un tractor que habría estado realizando trabajos recientemente en el lugar.

Varios dicen conocer a la familia de Francisco Alvarenga desde hace años, puesto que en realidad son originarios de la zona y que en algún momento decidieron mudarse a La Pastora, pero varios de los parientes cercanos del destituido jefe policial siguen viviendo en la zona. De hecho, un primo hermano del comisario sería el encargado principal del establecimiento.

En la propiedad ya existía anteriormente una pequeña casa con techo de paja. Sin embargo, con la llegada de los nuevos dueños, los cambios en la infraestructura fueron numerosos. Ahora, la casa principal cuenta hasta con aire acondicionado, un quincho, un nuevo tatakua, un lugar de descanso para los empleados y a escasos metros se pueden observar también dos corrales, aunque no se visualiza cabeza de ganado alguna.

Actualmente se realiza la construcción de un tinglado y varias planchadas de madera esperan ser utilizadas en las construcciones que se realizan. Además, se habría estado preparando la construcción de un establecimiento que debía ser destinado para la cría de gallinas. Según estancieros de la zona, la inversión realizada en el lugar rondaría los G. 2.000 millones.

Desde que Alvarenga adquirió la propiedad, varios camiones de la Policía Nacional fueron utilizados para transportar materiales de construcción que serían utilizados allí. Así lo relataron los vecinos que vieron los vehículos pasar en varias oportunidades.

Como buen propietario, el ahora excomandante suele ir a la estancia una vez cada semana o cada 15 días. Cuando lo hace, viaja a bordo de dos camionetas negras, una de las cuales sería una Toyota Hilux. Los vecinos relatan que, día de por medio, la patrullera de la comisaría local realiza recorridos por allí y que Alvarenga fue escoltado por vehículos policiales en varias oportunidades.

De acuerdo a versiones a las que tuvimos acceso, la estancia del comisario Alvarenga figuraría a nombre de uno de sus sobrinos, quien sería funcionario del Senacsa que debería cumplir funciones en una oficina de la Municipalidad de Mbocayaty del Yhaguy.

Además de su estancia en Mbocayaty, Francisco Alvarenga es dueño de una casa para nada modesta en Capiatá. La propiedad está ubicada a unas cuadras de la ruta I “Mariscal Francisco Solano López” y de la comisaría 32ª de Posta Ybycua.

El domicilio de quien fuera hasta esta semana el hombre con mayor poder en filas de la Policía Nacional sobresale fácilmente entre las otras casas del barrio. La propiedad ocupa casi media cuadra, cuenta con garita policial propia, es de dos plantas, posee dos portones para el acceso vehicular, amplio patio, chimenea y delicadas terminaciones de piedra y madera.

Desde que la semana pasada saltó a la luz el escándalo del millonario desvío del dinero que debía ser utilizado para la compra de combustibles de la Policía, el comisario Alvarenga intentó de todas formas convencer a la opinión pública de que él nada tenía que ver con el caso. Sin embargo, esta versión generó dudas desde el primer momento y finalmente terminó cayendo el martes con su imputación y destitución.

Durante un allanamiento realizado el martes en el estacionamiento del subsuelo de la Plaza de la Democracia en el microcentro de Asunción, los investigadores del caso incautaron una camioneta Toyota Hilux y un automóvil deportivo Mercedes Benz SLK 230. El primer vehículo figura a nombre de Ada Liz Da Rosa Franco, esposa del suboficial Roberto Osorio Romero, principal implicado en el caso; el segundo, a nombre de Francisco Daniel Alvarenga Rotela, hijo del destituido comandante, quien también fue imputado por la Fiscalía.

Desde Delitos Económicos de la Policía confirmaron el miércoles que a nombre de Osorio se tenían reservados cuatro lugares en el estacionamiento y en dos de ellos fueron encontrados los vehículos incautados. El abogado del suboficial, Rogelio Cardozo, terminaría comprometiendo aún más a Alvarenga al asegurar que la camioneta incautada en realidad le pertenecía a él, pero que la esposa de Osorio había sido utilizada como testaferro. El letrado recalcó además que existían varias propiedades más a nombre del destituido comandante de la Policía, el primero en ocupar ese cargo que es sometido a un proceso judicial por un caso de corrupción.

Fotos: Jorge Cañete, ABC Color

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