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“La juventud tiene que cuidar, ya que hay tanta amenaza de corrupción, de lavado de dinero, de narcotráfico. Nuestra juventud debe mantener esta democracia que tanto tiempo llevó para adquirir”, dijo el militar retirado, evaluando estos 30 años de democracia logrados tras el golpe al dictador Alfredo Stroessner durante la madrugada del 2 y 3 de febrero de 1989.
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Con la memoria lúcida -casi hasta intacta, podría asegurarse-, “Victor I” recordó aquella noche. Comentó que, pese a imprevistos -como el fallido primer intento de capturar a Stroessner en la casa de una de sus mujeres-, la convicción de lograr derrocarlo nunca tambaleó.
“Fuimos muy optimistas. No esperamos que salga mal porque habíamos planificado, nos reunimos en la sala de guerra todos los comandantes más el Gral. Rodríguez y planificamos bien. Cada uno recibió la misión específica que tenía que cumplir; entonces era muy difícil que salga mal”, recuerda ya ahora, en la víspera de los 30 años de aquella histórica jornada.
Pero, como todo final exitoso, hay un primer paso que requiere cierta valentía, el cual le tocó a él asumir cuando el Gral. Andrés Rodríguez -consuegro del dictador- le planteó "reformar la familia".
“Me apartó en el patio del destacamento y me dijo: 'Mire, coronel, nuestra institución se está comenzando a manosear por los políticos. Usted sabe que en una familia, cuando el padre ya no es suficientemente capaz de administrar la familia, tiene que asumir la responsabilidad el hermano mayor y ese es el compromiso que tengo ahora y le quiero informar sobre eso para poder llegar a planear y entrevistarnos'”, rememoró.
El general retirado indicó que a su cargo estuvo organizar los destacamentos de frontera y también impedir la reacción de militares que pudieran venir del Chaco. Incluso, encontraron dos "aliados" estelares aquella noche: los reconocidos artistas internacionales Sergio Denis y un joven Luis Miguel.
Todos los generales estaban en la capital, por la reunión del Comando en Jefe y además -recuerda Carrillo- "'va a haber una fiesta en Itá, va a haber una gran reunión, y cuando la gente se entere de que hay ese movimiento, van a comenzar la gente a comenzar a salir en la ruta y la Artillería no va a poder moverse, porque nuestro peor enemigo era la Artillería', me dijo él (Rodríguez)".
Tras fracasar el primer operativo de detener al dictador en la casa de Ñata Legal, no quedaba otra que adelantar la ofensiva y lograr la rendición de sus camaradas que no estaban plegados al golpe.
La conocida Operación 33 -que debía ser ejecutada el 3 de febrero a las 3:00- se adelantó entonces para las 21:00 del 2 de febrero.
"Con un pelotón de mortero frente al regimiento escolta, ese mortero ubiqué a media cuadra de la Avda. España para batir al regimiento escolta y acoger a las personas que venían rindiéndose y mandarles al 4 de Mayo de la División de Caballería", explicó.
Con ráfagas de ametralladora, intercaladas por promesas de amnistía a los que se rindiesen, desde un altavoz apelaban a la rendición de los militares que no formaban parte de su grupo, tratando de evitar en lo posible el derramamiento de sangre.
Con la presión de la Marina desde la Bahía de Asunción a la Policía y tras someter al Regimiento Escolta Presidencial, se logró la dimisión de Stroessner, que estaba atrincherado en el segundo piso del Comando en Jefe, en las instalaciones del Ministerio de Defensa sobre Mcal. López. "A las 3 de la mañana ya estaba todo finiquitado", finalizó recordando sobre esa noche.