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“Él pidió a gritos que no se realizara el operativo. Por el riesgo que significaba”, manifestó el comisario Núñez, responsable de la cooperativa policial.
Comentó que Lovera incluso había llamado a sus familiares para advertir sobre las consecuencias del operativo.
“Llamó a su familia diciendo que a lo mejor no pasaba el Día del Padre”, relató.
El comisario se solidarizó con toda la familia de los policías abatidos y calificó como “una vergüenza” que se haya ejecutado un operativo de desalojo sin el número y equipamientos necesarios.
Lovera es uno de los 18 abatidos durante el enfrentamiento entre policías y campesinos invasores, en la propiedad de Blas N. Riquelme.
El uniformado estaba casado y tenía tres hijos.