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El magistrado Ramón Trinidad Zelaya se vio obligado a llamar a un receso hasta tanto todos los presentes sean desalojados de la sala, ya que no permitían que prosiguiera la lectura del fallo. Transcurridos unos 20 minutos, finalmente el tribunal reingresó a la sala -sin lograrse al desalojo- y la actuaria prosiguió con la lectura de la parte resolutiva de la sentencia.
“Libertad, libertad, a los presos por luchar” resonaba en la sala mientras los policías, superados en número, intentaban cumplir con la orden del presidente del tribunal, sin éxito alguno.
La lectura de la resolución del juicio oral y público se interrumpió justo cuando se declaraba culpable a Rubén Villalba, Luis Olmedo, Arnaldo Quintana y Néstor Castro por los hechos punibles de asociación criminal e invasión de inmueble ajeno; homicidio doloso agravado y tentativa de homicidio doloso.
Los presentes corearon la canción “Patria Querida”, haciendo caso omiso a la orden de despejar la sala. También gritaban “nulidad” exigiendo que los once procesados sean declarados inocentes en ese juicio. Los abogados de la defensa también se unieron a los cánticos y consignas.