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El allanamiento fue efectuado por agentes Antinarcóticos y el fiscal de la unidad especializada Manuel Rojas Rodríguez, y durante el mismo, no se encontró a ninguna persona en la vivienda.
La droga estaba oculta en una edificación recientemente construida. El local, que es de material cocido, fue preparado especialmente para almacenar y preparar el estupefaciente para su posterior traslado.
Según explicó el fiscal interviniente, el lugar era utilizado habitualmente para guardar las drogas, atendiendo a su ubicación estratégica, ya que está ubicada a unos 300 metros del Río Paraná, frontera con Brasil.
Rojas destacó que los ocupantes de la vivienda habrían huido al percatarse de la presencia policial. No obstante, los intervinientes pudieron recoger varias evidencias, como contratos de compra venta de la vivienda a nombre de Ilaria Ortíz Villalba, además de fotocopia de cédula de identidad perteneciente a Santiago Ortellado Valenzuela (41) y una fotocopia de certificado de nacimiento de Fulgencio Ortíz Villalba (44). Igualmente, se encontraron boletines de calificación, libretas de pago por muebles y fotografías varias.
La casa está en medio de un vecindario y no tiene cercado perimetral, lo que hace que tenga un contacto directo con los vecinos. La vivienda tampoco tiene acceso en forma directa a la calle, ya que necesariamente hay que cruzar por patios ajenos.
A pesar de esto, los pobladores, por temor, mantenían un silencio cómplice, según el fiscal. Esto posibilitó el modus operandi de los narcotraficantes y además permitían que huyan minutos antes de la llegada de la comitiva.
Los intervinientes continúan con el pesaje de la droga encontrada, pero aseguran que supera las dos toneladas.