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El año 1958 era el cuarto del gobierno del exdictador Alfredo Stroessner. Casi todas las asociaciones sindicales habían sido forzadas a desaparecer. Pero quedaba un grupo al que el Gobierno sí le permitió existir, para mantener la fachada de legalidad. Era la Central Paraguaya de Trabajadores, compuesta casi en su totalidad por funcionarios públicos colorados, lo que Stroessner pensó le facilitaría las cosas.
Esta huelga se convocó para el miércoles 27 de agosto de 1958. De los registros solo queda casi la versión oficial, que la huelga fue un fracaso. El propio Stroessner intentó aplacar la medida de fuerza con el argumento de que “somos todos colorados”. Los trabajadores exigían un reajuste salarial del 29,5% sobre el sueldo mínimo. Esto se registra de manera testimonial en el libro 7 del informe final de la Comisión de Verdad y Justicia.
Se desconoce la cifra de participación a nivel nacional. Sí hubo 300 sindicalistas detenidos y muchos de los que se plegaron a la huelga fueron confinados a sitios inhóspitos de la República.
La represión de Stroessner a lo largo de sus 35 años de dictadura surtió efecto en carpas sindicales y Paraguay no volvería a vivir una huelga general hasta 36 años después, en el año 1994.
En ese 1994, el presidente Juan Carlos Wasmosy estaba por cumplir su primer año de Gobierno. La huelga fue convocada para el lunes 2 de mayo, 24 horas después del Día del Trabajador.
ABC Color informaba en sus páginas que la huelga tuvo un gran arrastre. De acuerdo a los sindicatos, hubo de 85% a 90% de participación de los trabajadores. El gobierno de Wasmosy había calificado la huelga de “rotundo fracaso”. Las exigencias de los trabajadores eran similares a las planteadas 36 años atrás: un reajuste salarial, la postergación de la vigencia del tratado del Mercosur, una nueva carta orgánica en el IPS y la libertad sindical.
Durante la huelga se registró una muerte y una treintena de heridos, entre ellos el corresponsal de ABC Color en San Pedro en aquella época, Mariano Godoy.
2014. A solo siete meses de la asunción de Horacio Cartes al poder, los sindicatos más importantes del país convocaron a una huelga general para el próximo 26 de marzo. Una gran cantidad de gremios sindicales en diferentes entidades se preparan para acatar la medida. El Gobierno, como también el Partido Colorado, cree que la medida de fuerza está fuertemente politizada. Los sindicatos lo niegan. Uno de los principales escollos es la aprobación de la ley de Alianza Público-Privada, que permite la inversión en obras de manera conjunta con el Estado.
Los trabajadores sindicalizados ven este hecho como una “privatización disfrazada” de las entidades públicas. También piden un 15% más de aumento del salario mínimo (el Gobierno solo otorgó 10% hace un par de semanas).