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Esta vez, el vector de la enfermedad -en cantidades alarmantes, según el funcionario- fue hallado en el gallinero de un poblador en el barrio San Nicolás del distrito de San Juan del Paraná, a 12 kilómetros de Encarnación y a sólo 4 del barrio Santo Domingo, zona en que el mes pasado se encontró el primer foco.
“Algo no anda bien”, expresó escuetamente Martínez, quien ya comunicó la situación a los estamentos encargados de proporcionar el personal idóneo en la lucha contra los transmisores de este mal.
Cabe recordar que este Departamento fue declarada libre de esta enfermedad, tras la interrupción de la transmisión vectorial y transfusional del Chagas. Este parásito recorre la sangre de las personas infectadas y daña órganos internos, como el corazón.
Una vez que los especialistas de esta enfermedad empiecen el rastreo de posibles infectados, se procederá a la fumigación de los lugares donde el chichã guasu anida y deposita sus huevos. La única manera que el Chagas no se propague es eliminando las vinchucas.
Los primeros síntomas de una infección aparecen luego de diez días de una picadura y generalmente da picazón, otras veces se manifiesta con una inflamación o hinchazón en un ojo. Los problemas del corazón aparecen de 5 a 20 años después, pudiendo causar la muerte.
El chichã guasu habita en las paredes y grietas de las casas de adobe, ladrillo y madera, en techos de paja, gallineros y corrales.