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El viernes por la mañana comenzó la novela en la Gobernación del Guairá. La Junta Departamental aceptó la renuncia de Rodolfo Friedmann, quien en ese momento se encontraba de luna de miel en Miami, Estados Unidos. Supuestamente había remitido el documento de su dimisión que fue rápidamente aprobado. En su reemplazo fue nombrado su correligionario Óscar Chávez.
Familiares de Friedmann y sus aliados políticos desmintieron rápidamente la renuncia. El gobernador también lo hizo y anunció que volvería rápidamente al país. Mientras tanto, Chávez decía que era concejal y gobernador a la vez. Friedmann respondía que se trataba de un golpe de Estado.
Este sábado, un juez ordenó suspender la designación de Chávez y dispuso que el gobernador recupere sus funciones. Fue en virtud a un recurso de amparo.
Rodolfo Friedmann regresó a la Gobernación, en donde le esperaban sus seguidores. Descendió de su vehículo con su esposa y en medio de aplausos ingresó al edificio. Logró llegar hasta su oficina, pero estaba cerrada y no logró entrar. Minutos después, sus seguidores derribaron la puerta y encontraron adentro a Óscar Chávez, sentado e interpretando el papel de dueño del lugar.
Friedmann y el nuevo gobernador se sentaron frente a frente, rodeados de seguidores del primero y hablaron por breves minutos sobre lo que había ocurrido. Chávez dijo claramente que iba a retirarse de las instalaciones y que hacía entrega del recinto.
“No te prestes a esta banda de delincuentes”, dijo Rodolfo Friedmann a su correligionario, quien respondió en tono conciliador y tranquilo. Friedmann le dijo que si continuaba con su actitud de controlar la Gobernación, el hecho tendría consecuencias gravísimas.
“Sí señor, no hay problema”, respondió visiblemente nervioso Chávez cuando los seguidores de Friedmann le preguntaban si iba a entregar el despacho. Posteriormente ambos se levantaron y se saludaron, poniendo fin a un reinado que duró pocas horas.
“Estoy preocupado por vos, que no te pase nada, si esta gente armó todo esto, está dispuesta a hacer lo que sea”, le dijo Friedmann a Chávez. Las últimas palabras de este último como gobernador fueron: “Me retiro Rodolfo”.