Florentín y su versión del 31M

El suboficial Gustavo Florentín, el único imputado por la muerte de Rodrigo Quintana, contó su versión de los hechos del 31M. Confirma que Amado Cantero dio la orden de ingresar al PLRA, pero descarta que hubo un plan previo de atacar la sede opositora.

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Florentín relató desde la Agrupación Especializada, su lugar de reclusión, que la orden de acudir al Congreso se dio a las 16:00, luego de que se desataran los disturbios y ya había sido herido de un disparo en la cara el diputado liberal Édgar Acosta Alcaraz. Esa primera orden llegó del oficial ayudante que estaba a cargo de la Agrupación de Seguridad, para la cual presta servicio.

Según narró, tras ponerse la protección de antidisturbios y retirar su arma, fue primero a resguardar la Comandancia, ya que los manifestantes se estaban acercando con actitud hostil y que incluso habían rociado con combustible los muros de la institución.

El comisario principal Julio Melgarejo, jefe de la Agrupación de Seguridad, fue el que le dio la orden de trasladarse al Congreso Nacional con otro grupo de uniformados, aseguró. Ese pelotón estaba bajo el cargo de un oficial primero de apellido Ortiz. “Estuvimos como dos horas, hasta que hubo la orden de trasladarnos hacia atrás del Congreso. La orden recibió el oficial primero Ortiz, y él nos transfirió la orden”, dijo. 

Aseguró que la orden no les pareció razonable, por lo que le pidieron a su encargado que se asegurara de ello, y vio que el comisario general Prudencio Burgos lo confirmó.

“Detrás del Congreso nos mantuvimos hasta que lo incendiaron. Tras esto, nuestro pelotón recibió la orden de desplazarnos hasta el Palacio (...). Una vez en el Palacio, volvimos para el Congreso, con la orden de avanzar, es decir, recuperar el Congreso y evitar el ataque a la Comandancia”, indicó.

“Era un enfrentamiento de ida y vuelta. En un momento se me acaban las municiones; se les acaban a todos, en general. Hay un llamado por radio donde indicaban que habían llegado municiones frente a la Comandancia y que nos vayamos a reabastecer todos los escopeteros. El comisario Enrique Isasi estaba a cargo de entregar los cartuchos. Me entregó cajas cerradas de cartuchos de goma”, contó. Descartó que se hayan podido mezclar los proyectiles de goma con los letales.

Dijo que luego fueron encomendados a ir a la calle Herrera, donde se encontraba un grupo de manifestantes violentos. “Nos fuimos con un grupo y nos acoplamos para realizar el procedimiento. Cuando fuimos a Herrera, me acoplo al grupo a cargo del oficial inspector Héctor Acuña”. 

“Nos pusimos a descansar en ese punto esperando un transporte para trasladar a los aprehendidos. Entonces viene un personal policial con uniforme de oficina y nos solicita apoyo. Era Amado Cantero. La información era que querían incendiar ABC Color. A ese (grupo de policías) teníamos que ir a apoyar”, aseguró. 

Dijo que al llegar a las sede de nuestro diario les mostraron imágenes de que había gente que portaba armas de fuego. Fue entonces que los siguieron para tratar de dispersarlos. “Inclusive varios disparos fueron hacia mi persona, pero tuve la suerte de no salir herido”, dijo.

Este grupo fue el que llegó hasta el PLRA, y detrás de ellos, los uniformados llegaron a ese sitio. “Como actuaban esas personas, era increíble; yo estaba en ese lugar, se las tomaban con la policía”.

Sostuvo que intentaron hacer una maniobra para interceptar al grupo de frente; entonces, toman una patrullera para sorprenderlos. “La arenga para seguir era del comisario Burgos. El oficial Cantero Russo, que cayó herido, lo dijo, y yo confirmo que perdimos la noción del tiempo; solo teníamos que cubrirnos bien e intentar avanzar. Inclusive nosotros no sabíamos que el Partido Liberal era ese. Nosotros no recibimos la orden de ir al PLRA; nosotros le seguimos al que atacó ABC”.

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Aclaró que la orden de ingresar a la sede liberal fue dada por el comisario principal Amado Cantero. “Yo creo que no pasa por quién da la orden. Se puede apreciar en los videos la violencia de los manifestantes”, afirma.

Sostiene que, efectivamente, escuchó hablar a Cantero con un tal José, que se cree es José Ortíz, empresario cercano a Horacio Cartes, pero el uniformado no sabría decir si efectivamente fue él. “Pudo haber sido cualquier José. La influencia que haya tenido esa llamada, yo no sé”.

“La única orden que teníamos era dispersar. Nosotros hacíamos solo nuestro trabajo; no sé por qué nos tienen como el primer enemigo (a los policías)”, dice, y se reafirma en que no hubo un plan premeditado de ingresar al PLRA.

“Yo venía parapetado por la pared, no sabía que ese lugar ya era el PLRA. Nosotros no teníamos como plan ingresar al PLRA, íbamos a pasar de largo, pero esta gente no se tranquilizó, desde la ventanas superiores empezaron a tirar bombas, piedras. El enfrentamiento venía de las ventanas superiores, no podíamos dejar. Ahí fue herido el oficial Cantero Russo”.

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Confirmó que el disparo que mató a Rodrigo Quintana fue hecho por el suboficial Arnaldo Báez

Contó que tras ingresar al PLRA, dio la voz de alto y los manifestantes corrieron. Las personas salían corriendo, no había necesidad de disparar. Yo no fui el que abrió la puerta; fue Arnaldo Báez. Yo profesionalmente no vi la necesidad de hacer ningún disparo. Al abrir, viene una bomba molotov; lo digo por el olor y por la mecha que cayó antes de llegar a mí”.

Poco después, el PLRA queda a cargo de Investigación de Delitos, con el comisario Tomás Paredes Palma a la cabeza. Él, finalmente, se retira de nuevo a su unidad.

Florentín cuenta que ese sábado lo llevaron a Investigación de Delitos junto con todos los que ingresaron al PLRA. “Voy como sospechoso, como integrante del pelotón que hizo el procedimiento. El comisario Abel Cañete me hizo las preguntas sobre el caso. Desde el principio estaban afirmando que Gustavo Florentín disparó”.

También contó que el ex viceministro de Seguridad Lorenzo Lezcano le dijo que “hay un muerto y que tiene que haber responsables”. Luego le pregunta qué es lo que necesita, a lo que Florentín le responde que no entiende la pregunta. “Me ofrecen casa, manutención para mi hija, efectivo para mantenerme dentro de la cárcel. Tenía que haber un responsable frente a la sociedad. Le dije que no era un tonto y que no iba a perder mi juventud ni apechugar algo que no hice. Entonces me dice que lo piense”.

Florentín aclara: “En ningún momento asumí, ni me preguntaron si yo había disparado”. “A este suboficial Báez... hay gente que vio que él disparó”.

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“La Policía Nacional hizo su trabajo y estaba esperando que los superiores estén conmigo, no que empiecen a decir que yo me escapé. ¿Qué beneficio voy a tener en escapar e irme a enfrentar a una turba?”, cuestionó.

Dijo que las pruebas de balística realizadas a su arma para cotejarla con los casquillos encontrados en el PLRA dieron resultado negativo, y que la única arma que no fue sometida al peritaje fue la escopeta que portaba Báez.

Rememoró que, una vez que cayó Quintana al suelo, fue hasta él y le puso el pie en la espalda pidiéndole que llevara las manos a la nuca, pero no reaccionó. “Pensé que se desmayó por el susto. Si tenía conocimiento de que estaba herido, iba a hacer lo que sea para asistirlo”. Acotó que en ese momento no corría aún la sangre, y que por eso no notó su estado.

El uniformado aprovechó la ocasión para dirigirse a la familia de Quintana. “Les digo que soy uno de los principales interesados en que se esclarezca. Soy uno de los principales afectados. Lamento mucho su pérdida. Yo no soy responsable de su muerte”, afirmó.

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