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Todo pasó en la tarde del pasado lunes, cuando la niña volvía de la escuela, en la compañía Paloma Cuatro Bocas, del distrito de Natalio, Itapúa. En ese momento, un perro de raza rottweiler, propiedad del vecino, Ramón Vergara, saltó las rejas de la casa y la atacó.
La nena fue mordida a la altura del cuello, parte del cuero cabelludo fue arrancado y tuvo que ser llevada de urgencia al centro asistencial de la localidad. Allí, los médicos, ante la gravedad de las heridas, decidieron trasladarla a Encarnación.
Los médicos que la atienden informaron que al ingresar presentaba mordeduras en brazos y piernas, pero la más grave “es una herida en la base del cráneo, debajo del cuero cabelludo y en el lado izquierdo del cuello”.
La niña está internada con un cuadro bastante complicado y no se sabe el tiempo que demandará su hospitalización, según detallaron los voceros del centro de salud.
Norma Arévalos, madre de la menor, comentó que otro vecino, Lupe Rolón, salvó a su hija de una muerte segura. Como el animal no soltaba a la criatura, para lograr que abriera sus fauces tuvo que utilizar un palo grueso.
Compungida, la madre relató que el dueño del can no quiere hacerse cargo de los gastos que demanda la plena recuperación de la nena. Y lo más grave es que tampoco desea desprenderse del animal, un peligro latente para otros transeúntes.