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En la extensa fila que se formó este jueves frente al local de la Defensoría del Pueblo, una gran mayoría de jóvenes y adultos alegaron la falta de tiempo por estudios y trabajos demandantes como principal motivo para acudir a hacer el trámite de objeción de conciencia.
Si bien la objeción en realidad es un documento que expresa que la persona está en desacuerdo con tomar las armas por motivos religiosos, políticos, filosóficos o morales, los entrevistados en el sondeo realizado por ABC Cardinal no muestran un desacuerdo expreso acerca de tomar las armas, sino simplemente alegan que se ven impedidos de tomarse el tiempo que requiere ir a prestar servicio militar y dejar sus estudios y trabajo.
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Abel, quien prefirió no mencionar su apellido, tiene 18 años y está haciendo el cursillo para ingresar a la Facultad de Medicina. Sus largas horas de estudio son intensas, pues su sueño es tener el mejor puntaje y asegurarse un puesto en la lista de ingresantes. Su prioridad absoluta ahora es el estudio. Por eso, cuenta que, ni bien leyó en los medios de comunicación cuál era la forma de excusarse del servicio militar obligatorio, decidió acudir de inmediato al local de la Dirección de Objeción de Conciencia de la Defensoría del Pueblo, ubicado en Presidente Franco 261, entre Chile y Nuestra Señora, en Asunción.
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Julio Velázquez tiene 32 años en la actualidad y un hijo de 18. Cuando se enteró de que comenzaría a aplicarse la obligatoriedad de hacer el servicio militar, se preocupó principalmente por su hijo, que trabaja y estudia, así que acudió muy temprano hoy a la Defensoría, con la intención de hacer el trámite por su hijo, quien no pudo venir porque no le dieron permiso en su lugar de trabajo. De paso, Julio cuenta que verá cómo resolver su situación, pues él ya pasó la edad de 26 años establecida en la ley. “Yo creo que mi situación es pagar directamente la multa porque ya pasé los 26. Pienso que hay que cumplir exactamente lo que dice la ley, así únicamente, mientras no se derogue no queda de otra”, manifestó el joven padre de familia.
Añadió que, una vez que se tiene familia y trabajo, uno ya vive condicionado. “Otras cosas ya no querés oír a esta edad”, expresó como motivo por el cual no fue prioridad para él enrolarse en la milicia en su momento.
Recordemos que ayer, miércoles, se encendieron las alarmas en la sociedad paraguaya luego de que las autoridades de la Defensoría del Pueblo y de las Fuerzas Armadas salieran a anunciar que se cobrará multas a quienes no realicen el servicio militar obligatorio.
Una maraña de confusión se generó durante la jornada porque, por un lado, la Defensoría anunciaba un monto de G. 400.000 para la multa, y por el otro, la Dirección General de Reclutamiento, Reserva y Movilización de las Fuerzas Armadas establecía otras sumas por arriba de los G. 700.000 incluso, como tasa militar para obtener la baja.
Si bien tanto los militares como la Defensoría del Pueblo aseguran que no habrá arreo, se generó una psicosis colectiva por el resurgimiento de este tema, que si bien es parte de una ley de 1975 que nunca fue derogada, recién ahora se reglamentó, cumpliendo así una de las acciones sobre la que el presidente Mario Abdo Benítez ya se había referido desde su campaña electoral.