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“Tenernos acá en el pasillo o allá en casa es prácticamente lo mismo. Acá corremos el riesgo que se contagie otro tipo de enfermedades; para más, mi mamá está enferma y es grande. Es muy difícil”, lamenta Barrera.
En los pasillos de Urgencias “hay todo tipo de pacientes: hay personas que tienen problemas con las piernas, que tienen todo cortado; no sabría explicarle qué enfermedad tienen, pero se ve que están todos vendados, les hacen la curación ahí, les traen un basurero y le derraman y le hacen... Te juro que es muy difícil”, insistió.
Agregó que la situación es peor porque quienes conocen IPS saben que no pueden dejar un segundo solos a sus parientes, ya que existen necesidades a cada momento que uno tiene que tramitar o encargarse. “A mi mamá no le podemos dejar, entonces eso conseguí con una doctora que le diga al de seguridad que nos permita que un familiar esté siempre con ella, porque se puede caer. De hecho, ayer yo cuando estuve adentro, una persona cayó de la camilla, una persona que estaba conectada con suero. Es todo un tema, te juro que es muy difícil, se pasa muy mal”, relató.
La intimidad de los pacientes, de hecho, ya pasa a un segundo o hasta tercer plano. “Ahí les tenemos que poner pañal, todo. Para que pase una enfermera, se tiene que hacer un espacio chiquito, para que pueda llegar y atender al otro lado del pasillo; y así estamos. Ahí todo, a la vista de todos”, insistió.
Lo peor es que, en su caso particular, el calvario de su madre -que sufre hidrocefalia- no hizo más que empeorar, ya que vinieron desde Carapeguá en automóvil particular, a falta de ambulancia. “Llegamos y no había una camilla; nosotros allá en Carapeguá no conseguimos ambulancia, traje auto particular, llegamos aquí y no había una silla de ruedas ni camilla, ¿entonces qué hago? Saco una silla plegadiza que siempre llevo a la cancha y el seguridad me dice que no puedo meter. Le teníamos a mi mamá ahí parada. Ella tiene hidrocefalia, tiene problemas de movilidad y no me quisieron permitir (ponerle en una silla)”, cuestionó.
Luego de mucho esperar, cerca de 2 ó 3 horas, “conseguimos una camilla que no tenía colchón, nada. Estuvimos hasta las 12 de la noche, luego vino alguien que le revisó, le atendió y, bueno, se le hizo los estudios y hasta ahora no tenemos los resultados y seguimos en el pasillo”, apuntó finalmente.
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Los pasillos de IPS, utilizados como salas de internación de manera ya crónica, volvieron a ser objeto de debate esta semana, luego de que la Superintendencia de Salud resolviera su clausura debido a las malas condiciones que deben soportar los pacientes.
El cierre de pasillos de la previsional aparentemente generó molestias en las altas esferas de Salud, a tal punto que el ministro Julio Mazzoleni le pidió -vía Whatsapp- la renuncia al doctor Jorge Rodas, responsable de la medida.
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Rodas por su parte se negó a renunciar y pidió ser destituido. Defendió su decisión y adelantó que se retirará contento de la Superintendencia de Salud.
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